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En el pasado cercano, las ideas, las noticias, los valores, nos llegaban de manera sencilla, compartiéndolas en el hogar, en la escuela, en los periódicos. Antes se convivía con los abuelos, que eran los que transmitían la visión del mundo, y las noticias de antaño. Se sabía de dónde veníamos y hacia donde caminábamos. Antes llegó la radio, más tarde la televisión, luego los ordenadores, internet, los móviles, los smartphone, las tabletas, etc.
Las nuevas formas de conectarnos aumentan exponencialmente nuestras posibilidades, sus efectos son múltiples, relacionar a muchas personas de manera directa, y posibilitar el acceso a muchas fuentes, en vivo y en directo, de manera libre al margen de las autoridades. La posibilidad de interconectar personalmente desde cualquier parte del mundo con personas concretas, la posibilidad de ver y charlar con seres queridos alejados, posibilita las hoy llamadas “familias skype”.
En este mundo tan bien comunicado, han aparecido problemas nuevos. Contra pronóstico, el exceso de información ha terminado por producir en muchos casos una cierta zozobra por la inseguridad y atosigamiento ante tanta información, en otros muchos produce una adición que termina reflejando una cierta asfixia, por la fuerte dependencia, que estos medios producen en los usuarios.
Muchos hiperadictos parecen como si estuvieran aducidos por las nuevas formas de comunicación y en contra de lo esperado, han terminado viviendo en una realidad tan virtual, que llega a producir una actitud de pasividad ante las realidades cotidianas. A éstas se las termina mirando como si estuvieran metidas en las pantallas, como si formaran parte de un mundo no real, como si todo fuera un mundo digital.
No siempre produce pasividad, pues también son inmensas las posibilidades tecnológicas de coordinar y movilizar para la acción, pero quizás, para los ya concienciados. En el universo digital está lo mejor y lo peor del género humano, pues no olvidemos que nunca se ha podido poner puertas al campo, hay fuera están los yihadistas, los acosadores, la pornografía, los estafadores; junto a las ongs, a las web religiosas, la cultura, la música, el cine, etc., existen realidades de todos los colores, que hacen hoy más necesario que nunca, el tener criterio formado de elección.