Es una argumentación falaz que esconde, sin duda, su verdadera finalidad recaudatoria para premiar no precisamente a los buenos y auténticos creadores, que a la postre se verán perjudicados, pues las ventas de sus obras descenderán, sino a una legión de creadores de obras de poca calidad que pocos conocen y nadie iba a copiar. Son parásitos que han encontrado un filón por el mero hecho de autodefinirse artistas y creadores, al igual que muchos cineastas cuyas películas nadie va a ver y que incluso algunas ni siquiera se estrenan. Sin duda, es el pago del partido al apoyo del "no a la guerra" o a las negociaciones con ETA. Seguramente serán en el futuro los verdaderos creadores los que pidan la supresión de este absurdo impuesto, y ello con independencia de los recursos de todo orden que se avecinan. También serán ellos los que nos liberen, a todos los usuarios que nunca hemos pirateado nada, del sambenito que nos han colgado.