El titular podría parecer escandaloso, pero en realidad es lo que se puede deducir de una noticia que no ofrecemos nosotros, sino el diario Público. Este diario izquierdista presenta el caso de la muerte por eutanasia de un enfermo de ELA como una gran alegría. Poco a poco vamos pasando de autorizar la eutanasia a celebrarla. La gente que pide la eutanasia rebosa felicidad y alegría al provocársele la muerte. La gente con ciertos problemas que no se suicida tiene una vida indigna, porque la indignidad de su vida es la excusa para matar a otra gente con esos mismos problemas. Mensaje subliminal: qué felicidad abandonar una vida tan indigna como la tuya.
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Que el enfoque de Público resulta llamativo no es algo que nos lo haya parecido sólo a Navarra Confidencial, sino también a Jordi Sabaté Pons, un enfermo de ELA que lleva su enfermedad con una entereza, una dignidad y una alegría que esa sí que resulta ejemplar. Cuando alguien tenga un problema que piense que es muy grave y que no lo puede superar puede echar un vistazo a su cuenta. Sabaté se ha significado en los últimos tiempos a través de su cuenta de Twitter, en la que es muy activo pese a que tiene que escribir a través de los movimientos de los ojos y mientras respira a través de un tubo, por criticar al gobierno y su Ley de Eutanasia como una fórmula sin alternativas. Jordi ama apasionadamente vivir pese a su situación, pero no recibe la ayuda pública que necesita para aliviar su situación, por lo que da voz al deseo de vivir de muchos enfermos de ELA y exige ayudas antes o en vez de eutanasia. La alternativa que les ofrece el gobierno frente a las costosas ayudas que demanda es sólo la eutanasia. No dejaremos a nadie atrás y tal. A Jordi le parece, como a nosotros, que Público trata la noticia de la persona en parecida situación a la suya que ha recibido la eutanasia como una forma de crear un efecto llamada.
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Respeto absoluto la decisión de Javier, en paz descanse.
No me gusta nada el modo de publicar esta noticia de según que medios de comunicación.
Se puede crear el efecto llamada para recurrir a la eutanasia.
Una muerte nunca es una alegría.
Javier DEPhttps://t.co/wh0pOnbWKh
— Jordi Sabaté Pons (@pons_sabate) November 9, 2021
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Aunque todos podemos entender la dureza de la situación de un enfermo de ELA, lo cierto es aquí mismo tenemos el ejemplo de dos personas que, en esa misma situación, una es feliz y quiere vivir y siente que tiene cosas que hacer y que aportar y que su vida es valiosa y otra no. Pero no es entonces la situación sino la persona la que marca la diferencia. La vida de uno no es objetivamente indigna porque la del otro tampoco lo es.
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Significativamente, si mañana se mañana se suicidara la directora de Público sería atroz que lo celebráramos. De algún modo asumimos que la vida de la directora de Público, aunque si se suicidara sus problemas tendría, es mucho más valiosa que la de un enfermo de ELA. Y asumir eso efectivamente crea un efecto llamada hacia la eutanasia y una sensación en los propios enfermos, y en general en muchas personas con problemas, de que su vida no es valiosa. Además no se les ofrece una alternativa para que tengan que elegir entre sus dolores, problemas y limitaciones o la barata eutanasia.
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Los suicidios en los menores de 15 años se duplicaron en 2020 https://t.co/JWkh2GS6Z7
— ABC Sociedad (@abc_sociedad) November 11, 2021
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Esta noticia coincide con la publicación del dato de que los suicidios de menores de 15 años se ha duplicado en un año. Normalizando la eutanasia estamos normalizando el suicidio. O todas las vidas humanas tienen valor, o ninguna lo tiene. No existe la lógica de todas las vidas humanas tienen valor y dignidad (¿acaso no nos oponemos por eso a la pena de muerte?) menos las de tales o cuales discapacitados, o enfermos o ancianos. No hace falta ser un genio para ver que avanzamos hacia un futuro en el que, por la pirámide de población, habrá muchos más ancianos y enfermos y menos recursos para atenderlos. ¿A pesar de eso estamos normalizando la eutanasia o precisamente por eso?
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