Al hablar de Davalor los defensores de Ayerdi, sin otra defensa mejor que el “y tú más”, suelen reprochar la compra de acciones de Iberdrola por parte de Sodena en el año 2005, operación que se saldó en 2014 con la pérdida de casi 20 millones de euros.
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Para empezar digamos que ambas operaciones fueron totalmente inadecuadas, pero existiendo notables diferencias entre ellas. La hemeroteca de NC resulta poco dudosa respecto al rechazo de aquella operación con las acciones de Iberdrola, más que nada por una cuestión de principios: el gobierno no está para invertir en bolsa el dinero que nos quita de los bolsillos. La inversión en Iberdrola fue uno más de los excesos estatalistas con los que constantemente tenemos que lidiar los ciudadanos gobierne quien gobierne. El gobierno se dedica a muchas más cosas de las que debería, a menudo cosas en las que no tiene ningún sentido que se meta el gobierno, en las que no son los gobernantes los que se juegan su dinero, para resultar al final además que después el gobierno no acaba haciendo, o hace mal, las cosas que sí debería. Así pues habrá quien juegue a apoyar a Ayerdi tras haber clamado contra lo de Iberdrola o viceversa, en nuestro caso y ahí está la hemeroteca rechazamos ambas cosas.
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Dicho lo anterior, el caso es que la inversión en Iberdrola podría haber sido muy distinta de la de Davalor. O sea, Davalor ha sido un invento que se le fue al gobierno por el sumidero. Por el contrario, Iberdrola es una empresa pujante. En realidad ese es el punto de este escrito. Si el Gobierno de Navarra hubiera aguantado las acciones de Iberdrola hasta hoy, en realidad no habría perdido 20 millones, sino ganado 165.
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Retrocediendo hasta el origen de aquella compra de acciones en el año 2005, el Gobierno de Navarra a través de Sodena invirtió en Iberdrola 173 millones de euros, comprando acciones a un coste medio de 5,35 euros. A fecha de ayer, las acciones de Iberdrola cotizaban a 11,36 euros. Las acciones, sin embargo, se vendieron en 2014 con una pérdida de casi 20 millones.
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Cabe señalar que en el cálculo de la compraventa hay algunos elementos a tener en cuenta como la extravagante operación de cobertura acordada con la CAN y que a Sodena le costó 90 millones de pérdidas adicionales. Por otro lado, Sodena cobró una cantidad similar a lo largo de los años que tuvo las acciones en concepto de dividendos. En total, en 2014 se produjo la venta total de las acciones con una pérdida final de 19,6 millones de euros.
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Ahora bien, ¿qué hubiera sucedido si no se hubieran vendido las acciones y se hubieran mantenido hasta el presente?
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Por más que se trate de una simplificación, frente a los 173 millones de inversión inicial a 5,35 euros ahora las acciones a 11,36 valdrían en el mercado unos 360 millones de euros. A esa cifra habría que añadir 16 años de dividendos que, pongamos a un prudente 4% anual, añadirían un beneficio acumulado de 110 millones de euros. Incluso restando la infausta “cobertura” contratada con la CAN, tendríamos unos beneficios netos de unos 200 millones de euros, aunque el cálculo sólo sea aproximativo. Teniendo en cuenta la inflación, aquellos 173 millones serían ahora 215. O sea, en realidad quizá ganaríamos unos 165 millones de euros.
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El gobierno sólo tiene que estar para hacer poco y bien
Podría concluirse de todo lo anterior que, aunque por principio el gobierno nunca debió meterse en una inversión bursátil, la inversión en sí no fue disparatada. El precio y la empresa elegida, a diferencia de Davalor, fueron correctos. El problema era elegir el momento de salida. Con lo que sabemos ahora está claro que haber mantenido la inversión hasta hoy hubiera resultado muy rentable. La cuestión es que no se gana dinero en bolsa viendo lo que ha pasado sino apostando por lo que va a ocurrir en el futuro, con la incertidumbre correspondiente. Por eso un gobierno jamás se debe meter en bolsa, bien es cierto que si se hubiera mantenido la inversión se hubiera ganado mucho dinero.
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