Le socialisme est mort

Los resultados de las elecciones francesas han dejado encarados para la segunda vuelta a Macrón y Marine Le Pen. Sin duda uno de los elementos fundamentales de análisis en Francia es el retroceso de la izquierda, pero más que el retroceso de la izquierda en general, lo más llamativo seguramente es el retroceso del socialismo en particular. En realidad hablar de un retroceso no describe la situación del socialismo francés. El 1,7% obtenido por el PS de Anne Hidalgo permite hablar más de un partido terminal que de un partido en retroceso. Que el Partido Socialista en Francia se encuentre al borde de la desaparición sin duda es noticia, pero lo interesante es preguntarse si es una buena o mala noticia, y una noticia envidiable por tanto.

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A decir verdad, a este respecto nos enfrentamos a dos cuestiones. La primera si puede desaparecer el socialismo en España, y la segunda si es bueno que desaparezca.

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Un reciente artículo de Miguel Angel Quintana Paz, titulado “El mito del buen PSOE”, resulta tan recomendable como descriptivo ya desde el título. O sea, ¿existe el PSOE bueno del que el PSOE de Sánchez es una excepción o una rareza histórica? ¿Cuál es el PSOE bueno? ¿El de Roldán y Juan Guerra, el de los GAL, el de Zapatero? Y si retrocedemos aún más en la historia, ¿el que defendía el marxismo y la autodeterminación? ¿El del golpe de estado fallido contra la Segunda República -en cuanto perdieron las primeras elecciones- en 1934? ¿El de los guardaespaldas de Prieto asesinando a Calvo Sotelo? ¿El de la dictadura del proletariado? ¿El del Decálogo de las Juventudes Socialistas? ¿El de la Guerra Civil? ¿El de Largo Caballero? ¿El del fundador del partido, Pablo Iglesias, justificando la violencia contra Maura? Aparte de en la propaganda socialista o en el deseo de muchos de que exista una izquierda civilizada en España, ¿dónde está el socialismo bueno? Pedro Sánchez es la confirmación de que Zapatero no era la excepción, sino la regla. Las dos Españas. Con Rivera no, con Bildu.

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Nótese que, aunque podríamos referirnos a ello, ya no se trata de que cuando gobierna el PSOE haya menos libertad educativa, menos separación de poderes, menos independencia judicial, menos pluralismo informativo, menos seguridad, menos defensa de la propiedad, de las libertades individuales y de la nación, o mucho más déficit, mucho más paro, mucha más deuda, muchos más impuestos, mucha más normativa imponiéndonos hasta el más insignificante detalle lo que tenemos que hacer o lo que tenemos que pensar. Todo esto, que sería cierto, casi es lo de menos. Lo de más es que en el alma socialista late todavía la pulsión totalitaria. No reconocen el derecho a existir del contrario. A la derecha del PSOE, supuestamente, comienza el fascismo. Los acuerdos con el PSOE sólo son posibles cuando la derecha se aviene a las posiciones de los socialistas. El PSOE sólo acepta o que haya que avenirse a sus ideas o el cordón sanitario. Incluso en la Transición, el PSOE se sumó a un pacto en el que por un lado, dado que el dictador murió en la cama y todo el poder lo tenía la derecha, la derecha sólo podía tener cesiones y el PSOE sólo podía tener ganancias, y en el que por otro, en cuanto el PSOE abrazó ese pacto, comenzó a traicionarlo.

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La memoria histórica del PSOE, no la que intenta imponer para blanquearse sino la real, exige que el PSOE desaparezca. No puede ser que un partido que promovió abiertamente el guerracivilismo, la violencia y la dictadura mantenga sus siglas y hasta presuma de su historia, como prueba de su absoluta carencia de arrepentimiento ni autocrítica. No se trata de establecer una dictadura de derechas ni de que no haya partidos de izquierda, sino precisamente de que pueda aparecer un partido de izquierdas, incluso otro partido socialista, pero que no sea el PSOE. El PSOE es un tapón para la convivencia y para el surgimiento de un socialismo moderno y sin un cordón umbilical que le una directamente a la España de 1934. El problema es que ese izquierdismo moderno o ese socialismo post PSOE tenía que haber surgido hace décadas. Viendo lo que le está sucediendo al PSOE en Francia ya puede ser tarde. La buena noticia es que la existencia del PSOE no ha evitado que surjan cosas peores que el PSOE, como Podemos o gobiernos dependientes de golpistas encarcelados o de partidos liderados por secuestradores. Lo que ha evitado el PSOE es que surgiera en España una izquierda mejor que el PSOE. La derecha no puede tener tanto miedo al cambio como para imaginar una izquierda en España mejor que el PSOE. El buen PSOE es un mito, el mal PSOE es un hecho.

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