La construcción mediática de un falso titán electoral

Desde el pasado domingo, incluso desde hace un mes, venimos siendo bombardeados con un cierto discurso en virtud del cual el PSOE arrasa electoralmente en toda España y Pedro Sánchez es un fenómeno social. Es más, no sólo hay un discurso apabullante y reiterativo en este sentido sino que el bombardeo publicitario subliminal incluye la imagen constante de mapas teñidos de rojo. En los últimos días es probable que cada español haya visto media docena de veces al día este tipo de mapas en los que hasta a Navarra Suma la visten casi de rojo, para que la uniformidad parezca absoluta.

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El caso es que este tipo de mapas son básicamente falsos, o por lo menos sólo cuentan una parte de la verdad. Eso es algo que apreciamos en cuanto matizamos el coloreado incluyendo las comunidades en las que gobierna el PP, o puede gobernar, y excluyendo las que no tiene mayoría el PSOE. Hasta Navarra podríamos ponerla en azul, o al menos en rojo con interrogante.

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El mapa resultante obviamente es muy distinto. Aquí el poder está mucho más repartido. Como en la realidad. Como en los resultados electorales efectivos. Con este mapa desaparece el efecto arrollador que parece que acompaña a Pedro Sánchez. La España real no es socialista. La España real no es monocolor izquierdista. La España real es compleja. Es por eso que repetir constantemente el primer mapa, en el que se excluye a las comunidades en las que ya gobierna el PP o se pinta de rojo una provincia sólo por ser el PSOE la fuerza más votada (aunque PP, Ciudadanos y VOX tengan mayoría), es o interpretación tendenciosa o una forma de inocular subliminalmente al espectador una realidad paralela.

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Las victorias “arrolladoras” de Pedro Sánchez

Si dudar de los éxitos arrolladores de Pedro Sánchez en las urnas requiere contravolantear el bombardeo mediático permanente, atreverse a cuestionar el apoyo de Pedro Sánchez en el propio PSOE linda con el delirio. Si Pedro Sánchez arrasa supuestamente de puertas del partido hacia afuera, cómo dudar de que arrase de puertas para adentro. La realidad de las cifras, sin embargo, también en esto nos dice algo muy distinto. En las primarias de 2014 Pedro Sánchez se hizo con la secretaría general con sólo el 48,6% de los votos. Es decir, Madina y Pérez Tapias sumaban más votos que Pedro Sánchez. Eran más los socialistas que no habían votado por Sánchez que los que habían votado por él. Pedro Sánchez habría pasado a la oposición si le hubieran hecho un bipartito.

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Podría pensarse que tras su expulsión de la secretaría general y su regreso triunfante esto cambió de una forma sustancial. Pedro Sánchez arrolló a Susana Díaz. Nadie puede dudar que al menos desde entonces la militancia socialista adora a Pedro Sánchez. Sin saber el dato todos pensaríamos que Pedro Sánchez derrotó a Susana Díaz consiguiendo el 90% de los votos. Pues no. Pedro Sánchez retomó el poder con sólo un 50,06% de los votos frente al 40,1% de Susana Díaz y el 9,84% de Patxi López.

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Todo lo anterior viene a corroborar que Pedro Sánchez, para empezar, tiene justo el apoyo del 50% de los militantes socialistas. No nos encontramos por tanto ante un líder elegido por aclamación. Ni siquiera los socialistas lo tienen claro con Pedro Sánchez. Y en cuanto al tirón electoral de Pedro Sánchez sobre el conjunto de los españoles, resulta que tiene el 28,6% del voto en las elecciones generales. Excluyendo a los nacionalistas, entre todas las izquierdas y todas las derechas hubo en España en las generales un empate al 43%. El centro-derecha, eso sí, pago duramente el concurrir dividido en 3 partes. ¿Por qué tenemos entonces la sensación de que toda España adora a Pedro Sánchez y respalda sus políticas? No por los datos reales, sino porque la izquierda controla totalmente los medios y nos bombardean con mapas de España tramposamente teñidos de rojo. Pedro Sánchez no es ningún titán electoral. Titánico es el aparato mediático que le respalda. Y así y todo gana, donde gana, por los pelos. Si con ese abrumador respaldo mediático ganas por los pelos no eres un titán, eres un ratón. Aunque cuando viene con el BOE y un aparato mediático monumental detrás no se puede despreciar a un ratón. Pero por lo que tiene detrás, no por ser un titán.

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