El desenlace de esta compra coincide con la afirmación de José Jon Imaz, Presidente del PNV, de que era necesario crear una alianza industrial de catalanes y vascos. “El desarrollo de los polos periféricos como Euskadi y Cataluña, en relación al centro económico cada vez más fuerte, Madrid, es importante”. Los nacionalistas de ambas esquinas del país creen que hay que desarrollar una zona de pujanza económica en todo el corredor del Ebro, que comienza en Cantabria y termina en Cataluña, con el permiso de Navarra y buena parte de Aragón. Con ello piensan que harán frente al centralismo económico que se impone desde Madrid y, cómo no, lograrían que la zona norte puede adquirir mayor autonomía económica y de otro signo. La idea de Imaz ha generado hasta un pregunta en el Parlamento Vasco, puesto que se ha consultado al Gobierno de la CAV a ver si tenía algo que ver con la operación. Aunque por supuesto lo han negado, la Consejera vasca de Industria, al igual que su homólogo catalán, se ha mostrado muy satisfecha por la compra. Con la operación, y siempre que no se oponga el Tribunal de la Competencia, Eroski adquiere una posición privilegiada sobre todo en el ámbito de los supermercados urbanos. Este hecho es particularmente significativo en Navarra, donde a partir de ahora Eroski poseerá una cuota de mercado dominante: primero se hizo con la red de Aundia y ahora con la de Caprabo, que a su vez irrumpió con fuerza en territorio foral gracias a la adquisición de Supermabo.
