Imaz se retira diciendo que “conceptos como estado-nación, soberanía o independencia adquieren hoy tintes necesariamente diferentes de lo que en el pasado representaban”. Por este tipo de discurso, a los ojos de Moncloa, Imaz encarnaba el prototipo de nacionalista moderado con el que Zapatero pensaba entenderse para perpetuarse en el poder. Imaz era una figura útil para Moncloa en el empeño de ocultar las auténticas esencias del PNV tras un halo de moderación y tolerancia. El PSOE, previsiblemente, en el futuro tendrá que pagar un precio electoral más alto por pactar con el PNV radical de Eguibar que con el supuestamente moderado de Imaz. Imaz, sin embargo, es la prueba palpable de que la selección natural en el nacionalismo funciona siempre eliminando al menos radical. Zapatero ha declarado sentir “cierta perplejidad” por la noticia y ha reclamado “prudencia”. Muchos incluyen ya a Imaz en la creciente lista de “grandes quemados” por la política de Zapatero, una lista en la que algunos prevén maliciosamente la futura inclusión de Sanz.