El sindicato LAB ha hecho público un informe demoledor sobre la proliferación injustificada de Jefaturas en la Administración del Gobierno de Navarra. Lo importante en este caso como en otros no es quién denuncia esta situación, sino qué es lo que denuncia y qué datos sustentan la denuncia. En esta caso los datos del dossier sustentan la denuncia con contundencia.
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LAB comienza su informe indicando que Con la llegada de María Chivite a la presidencia del Gobierno en 2019 la estructura organizativa de la administración foral se infló desmesuradamente pasando de 9 a 13 Departamentos. Esto lo añadimos nosotros, pero Ayuso va a gobernar Madrid, que es unas 10 veces Navarra, con una presidenta y 9 consejeros, sin vicepresidencias, mientras que Chivite tiene montada una presidencia, 2 vicepresidencias y 13 consejerías. LAB, sin embargo, afina mucho más aún la denuncia, como se verá a continuación.
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El nombramiento de 4 nuevas Consejerías, denuncia el sindicato, llevó aparejado decenas de otros cargos como Gabinete de la Consejería, Direcciones Generales, Direcciones de Servicios, Jefaturas nuevas… todo lo cual supuso un incremento del gasto que el propio Gobierno estimó en unos 6 millones de euros anuales contando solo los gastos desde las Consejerías hasta las Direcciones Generales, quedando fuera por tanto de esos 6 millones los gastos derivados del aumento de jefaturas a nivel de Servicio, Sección y Negociado. La Cámara de Comptos, recoge el dossier, en el Informe de Fiscalización sobre las Cuentas Generales de Navarra correspondiente al año 2019 recoge que los gastos de los altos cargos se incrementaron un 21% en 2019, si se comparan con los del año anterior. Solo en Administración Núcleo en 2 años aparecieron 74 jefaturas nuevas de Servicio, Sección y Negociado. El sindicato reconoce que es difícil calcular el incremento del gasto que ha supuesto este aumento y que muchas de estas jefaturas llevan aparejados complementos como dedicación exclusiva, incompatibilidades, etc. Solo en Administración Núcleo, LAB calcula que el incremento de estas jefaturas supone un gasto de más de medio millón de euros al año. “Evidentemente la estructura organizativa que se implantó a la llegada del PSN a la presidencia no tiene nada que ver con razones objetivas de mejora de la gestión. Se trata más bien de pagar fidelidades o buscar hueco a representantes de alguno de sus socios de gobierno”, concluye LAB a la par que señala que mientras el personal fijo va disminuyendo y se precariza el trabajo, las jefaturas no dejan de aumentar y “queda más claro el sinsentido de la estructura administrativa de la Administración Foral”.
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Otros datos escandalosos son que, dejando aparte por sus peculiaridades al personal de Bomberos y Policía Foral, el número de plazas que figura en la última plantilla orgánica publicada (a fecha 31 de diciembre de 2019) es de 4.119. De ellas, 935 son jefes, es decir un 22,7% del personal. En 2017 había 4.433 puestos de trabajo de los que 861 (19,2%) eran jefaturas. O sea, que en dos años se ha aumentado en 74 el número de jefaturas, un 8,6% de incremento. Pero el dossier hay todavía más y mejor.
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El porcentaje de jefaturas sobre el total de la plantilla, señala LAB, “es completamente descabellado”, e indica que sobre todo en algunos departamentos como Ordenación del Territorio, Vivienda, Paisaje y Proyectos Estratégicos donde un 43,5% del personal es jefe, Desarrollo Económico y Empresarial con un 37,5%, Salud con un 35,7%, Universidad, Innovación y Transformación Digital con un 35,4% o Políticas Migratorias y Justicia con un 31,5%.
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Por supuesto no solo aumentan las jefaturas sino que además muchas de ellas están cada vez mejor pagadas. Es el caso de las personas que cobran un complemento de exclusividad del 55%. En el año 2015 había 278 personas en Administración Núcleo que tenían este complemento, en 2018 ya eran 324 y en 2019 alcanzaban los 354. “Nunca hemos sabido -dice LAB- el criterio para otorgar este jugoso complemento que es a todas luces discrecional”.
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El sindicato denuncia también que no tiene sentido que haya Secciones o Negociados donde no trabaja más que el jefe: “¿Qué tipo de jefatura es esta? ¿Es jefe solo de sí mismo?”. Tampoco tienen sentido, apunta, Negociados con un solo trabajador o Secciones que no tienen Negociados que coordinar. Todo eso sin olvidar que un número muy importante de jefaturas siguen siendo nombradas a dedo por la propia Administración sin que haya un procedimiento de acceso transparente y equitativo: “Está claro que en muchas ocasiones estas jefaturas, innecesarias desde un punto de vista organizativo, no son sino una manera de pagar fidelidades”. Un bonito ejemplo de ello sería la Dirección General de Proyectos Estratégicos, en la que aparte de tener un nombre rimbombante y precioso trabajan solo cinco personas y todas ellas son jefes: el propio Director General, un Director de Servicio y tres jefes de Sección. En la Dirección General de Innovación hay trece personas, ocho jefes. En la Dirección General de Políticas Migratorias trabajan 5 personas, todas ellas jefes: la Directora General, dos jefes de Servicio y dos de Sección. En la Dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos hay siete personas trabajando, de ellas cuatro jefes. Cuanto más rimbombante y sonoro el nombre, más ejércitos de generales sin soldados nombrados a dedo y generosamente pagados.
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La conclusión del dossier respecto a la organización de las jefaturas en la administración foral se comenta por sí misma: “El modelo organizativo actual es disparatado y no responde a un mínimo de coherencia ni eficiencia organizativa. No existe una planificación, no hay establecido un modelo justo de acceso a las jefaturas, el dedazo sigue campando a sus anchas, se utiliza el nombramiento de jefaturas para pagar favores o para camuflar incrementos en las retribuciones, más de la mitad de los jefes son solo jefes de sí mismos… Un auténtico despropósito”.
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Una vez más la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero. No nos duelen prendas en coincidir con LAB cuando LAB tiene razón. Si LAB dice que el sol sale por el Este, no diremos que sale por el Oeste sólo por no coincidir con LAB. Efectivamente todo lo referido parece un auténtico despropósito al margen del punto de vista ideológico. Ahora bien, que no venga ningún gobierno a subirnos los impuestos mientras mantenga este esquema en pie. Puede que en los grandes números presupuestarios esto sea el chocolate del loro, aunque caray con el loro, pero es una cuestión de principios. Primero acaba con esto y después, si acaso, vuelve con la subida de impuestos. A lo mejor después tampoco nos parece bien subir los impuestos después, pero es que sin arreglar antes esto no es ni planteable subir el más mínimo impuesto para seguir pagando todo este despropósito. Por no mencionar que los recursos que faltan en otras áreas con lo que ya pagamos son los que sobran en estas otras con todo este gasto injustificado. El que no acaba con esto como primera medida, además, no tiene la legitimidad ni la credibilidad para pretender que gestiona bien ningún otro aspecto organizativo y presupuestario.
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