Decir que el PNV no cree en el estado de derecho y la democracia no es una novedad. Sabino Arana decía respecto a la democracia que “En pueblos tan degenerados como el maketo y maquetizado, resulta el universal sufragio un verdadero crimen, un suicidio”. Durante las décadas que la ETA mataba a los rivales políticos del PNV, la Ertzaintza apenas detuvo a nadie, los números respecto a la Guardia Civil, la Policía Nacional o la Gendarmería resultan apabullantes. Además al PNV le parecía aceptable que la ETA tuviera al mismo tiempo una rama con pistoleros y otra con terroristas de moqueta en las instituciones, para que los primeros mataran a los que llevaban la contraria a los segundos. O sea, que cuestionar la fe del PNV en la democracia no es noticia, aunque el PNV se empeña frecuentemente en reafirmarlo. Así, el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, tuvo ayer una intervención muy celebrada por la izquierda y los nacionalistas en relación a los indultos. El problema es que lo que la izquierda y el nacionalismo celebran no son sólo una colección de disparates, sino premisas que dinamitan la democracia y el estado de derecho. Para que después nos digan lo serio y sensato que es el PNV y la cantidad de problemas que nos evita su existencia.
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Por ejemplo, Esteban vino a decir que los golpistas habían sido encarcelados por decir cosas que a la derecha no le gustan. O que la derecha judicializa la política constantemente cuando no le gustan las cosas que aprueba la mayoría. También dijo que la mayoría del Congreso había apoyado los indultos, por lo que contaban con el respaldo de la mayoría del pueblo español y ya no eran discutibles. Finalmente, reprochó al PP que bloqueara la renovación de los órganos judiciales, que no quería renovarlos porque tenía mayoría en esos órganos y que para eso mejor sería votar directamente a los jueces en vez de a los partidos.
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Aitor Esteban defiende que los presos indultados "no son delincuentes" e ironiza que los populares tienen a "delincuentes más cercanos" pic.twitter.com/FOf5dG3R4d
— Público (@publico_es) June 30, 2021
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La intervención de Aitor Esteban es una de esas de tal naturaleza que nos deja preguntándonos qué es peor, si sabe o si no sabe lo que dice. Por ejemplo, cuando dice que los golpistas fueron encarcelados por decir cosas que no le gustan a la derecha. Como si todo lo que dice la gente que no está en la cárcel le gustara a la derecha, como si lo que dice Aitor Esteban le gustara a la derecha, o como si para meter a alguien en la cárcel no hubiera que cometer un delito. Puede que al PNV no le gusten delitos como la sedición o la malversación, pero es por haber cometido esos delitos y no por decir cosas que no le gustan a la derecha que los golpistas están en la cárcel. A lo mejor era más propio aplicarle a Esteban la sospecha de querer que no haya nadie en la cárcel, haya hecho lo que haya hecho, mientras diga cosas que le gustan al PNV.
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Por esta misma razón, acusar a la derecha de judicializar la vida política no tiene sentido. Para empezar, acudir a los tribunales es un derecho. Pero no sólo eso, a Esteban no le preocupa que la derecha acuda a los tribunales y sus alegaciones sean desestimadas, lo cual sí podría tomarse como un indicio de que la derecha deriva cualquier cosa a la Justicia con o sin fundamento. Por el contrario, lo que le preocupa a Esteban es que la Justicia confirme que los recursos de la derecha tienen fundamento y que se ha actuado ilegalmente. Que al PNV le preocupara lo primero tendría un pase, que lo que le preocupe sea lo segundo no es sólo que sea impresentable, es que es abogar por la destrucción del estado de derecho. Lo que separa la democracia de la dictadura son, entre otras cosas, la existencia de una oposición y de una justicia independiente. Como si la izquierda o los nacionalistas tuvieran derecho a gobernar por encima de las leyes, lo que nos lleva al siguiente punto.
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Quizá lo más grave y sin embargo aplaudido por muchos de todo lo que deslizó ayer Aitor Esteban desde la tribuna del Congreso fue la idea de que el derecho y la mayoría son lo mismo. Según esto nunca se hubiera podido juzgar a los nazis en Nuremberg, por ejemplo. O según esto la mayoría podría ordenar que les cortaran un brazo a todos los miembros de la minoría, y la minoría si es demócrata tendría que aceptarlo. La mayoría también podría votar a favor de indultar a todos los delincuentes de las fuerzas que componen la mayoría, de modo que las leyes sólo tuviera que cumplirlas la minoría. Todo esto por no mencionar que Sánchez se presentó a las elecciones y consiguió la representación que ahora tiene diciendo que no habría indultos ni pactos con independentistas. ¿Pero en qué mundo vive el PNV? ¿Qué clase de modelo de sociedad tiene esta gente en la cabeza?
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No menos grave es la idea de que votar a los jueces y votar a los partidos sería lo mismo. O sea, que el legislativo y el judicial serían lo mismo. La clave de un juez en un sistema justo es que sea imparcial. Un juez no puede haber sido nombrado por la persona a la que juzga, por ejemplo. Pretender que los jueces sean un mero reflejo automático de la mayoría política es convertir a los encausados en inocentes o culpables según cuáles sean sus ideas y no cuáles sean sus actos. Los jueces para declarar inocente o culpable a alguien no analizarían la legalidad de los actos sino la ideología del acusador o del acusado. Puede que a Aitor Esteban le gustara eso el 50% del tiempo, ¿pero podría soportar ese sistema el 100% del tiempo?
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Desde luego tenemos un problema con la Justicia en España, pero la solución al problema tiene que venir precisamente por la vía de despolitizarla, no por la de politizarla por completo. Despolitizarla no significa, obviamente, que la oposición no pueda acudir a los tribunales cuando observa que el gobierno incumple las leyes, como en las dictaduras, sino que los magistrados que tienen que analizar esas denuncias de incumplimiento no hayan sido nombrados por los que denuncian el incumplimiento o por los que son acusados de haberlo cometido.
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Entre la colección de disparates volcados ayer por Aitor Esteban ni siquiera evitó el de exculpar a los indultados del delito de malversación diciendo que el dinero no se lo quedaron ellos. O sea, como si el hecho determinante no fuera robar el dinero de los contribuyentes sino a qué se dedica ese dinero, y ni siquiera eso sino el disfrute del dinero robado por parte del ladrón. Tampoco los etarras que cobraban el impuesto revolucionario usaban el dinero para comprarse un yate. Según esta teoría coger el dinero de las vacunas y gastárselo en lazos amarillos no sería delito. O robarle el coche a Aitor Esteban sólo para quemarlo. Y resulta que Esteban es licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto. ¿Qué está pasando en Deusto?
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Carece asimismo de sentido decirle al PP que está bloqueando la renovación de los órganos judiciales. Seguro que el PP puede presentar en 24 horas una lista de magistrados para renovar los órganos jurisdiccionales por completo. El problema es que ni el PNV, ni PSOE, ni Podemos, ni ERC, ni Bildu aprobarían esa lista. ¿No serían entonces ellos los bloqueadores? ¿O pretende que sea el PP el que se trague la lista del PSOE, Podemos, PNV, ERC y Bildu?
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