Aunque a los socialistas les han ido relativamente bien las elecciones generales en Navarra, su propósito de gobernar Navarra aparece lleno de lagunas.
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Hace un par de días, por ejemplo, María Chivite simplificaba el escenario electoral asegurando que los navarros tendrán que elegir entre una presidenta nacionalista o una presidenta socialista.
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Pues bien, ¿cómo casa esta afirmación de Chivite con el mantra de que el PSN espera gobernar con Geroa Bai? Es decir, el PSN espera echar a Barcos y al mismo tiempo que Barcos apoye al PSN. Echar a los nacionalistas pero gobernar con ellos. ¿No es todo un poco contradictorio?
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Para contradictorio, por otra parte, decir que el PSN no gobernará ni con el nacionalismo ni con la derecha, y a renglón seguido que gobernará con Geroa Bai, la derecha vasca camuflada.
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Pero es que además, ayer mismo, Chivite se comprometía con el Canal de Navarra, con el desarrollo de su segunda fase y con llevar todo el agua a La Ribera de una sóla vez.
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La pregunta una vez más es, ¿y eso con quién lo va a realizar, con Geroa que lleva paralizándolo cuatro años, con Podemos que no cree en ello? ¿Con el apoyo externo de Bildu?
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Tratándose de Pedro Sánchez es difícil hacerse ilusiones, pero la crisis con el nombramiento frustrado de Iceta como presidente del Senado y las propias palabras de Pedro Sánchez en Pamplona podrían invitar a pensar en una crisis matrimonial con el nacionalismo. Y entonces, ¿gobernaría el PSN Navarra con el nacionalismo? Naturalmente el enfrentamiento de Sánchez con el nacionalismo a cuenta de Iceta puede ser un teatrillo que forme parte de la campaña para marcar distancias, pero incluso una crisis fingida si fuera el caso puede convertirse en una crisis real al cabo del tiempo, porque razones objetivas no faltarían. No es posible concluir de una sucesión de desencuentros con los nacionalistas que Sánchez quiere dar un giro y buscar un pacto con Ciudadanos, porque en campaña electoral todo es espejismo, pero para preparar el terreno para poder pactar con Ciudadanos, porque eso no se podría hacer de repente, haría falta una sucesión previa de desencuentros con los nacionalistas justo como la que estamos viendo en los últimos días.
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