El gobierno de Uxue Barcos estudia una serie de medidas para endurecer la fiscalidad de los empresarios y los grandes patrimonios. Estas medidas no son novedosas, de hecho fueron implantadas en Guipúzcoa a partir de 2011 tras la llegada al poder de Bildu. Se trataba de medidas inéditas en el mundo occidental que agredían directamente a los empresarios y al tejido industrial.
Así, por ejemplo, Bildu decidió obligar a los empresarios a pagar por el 25% del valor de sus empresas como si fuera patrimonio personal. Es decir, a pagar por el 25% del valor de las naves, la maquinaria y los activos de la empresa. Así criticaba este modelo antes de las elecciones el cabeza de lista de PNV a la Diputación, Markel Olano, actualmente Diputado General de Guipúzcoa:
«Hay cientos y cientos de empresas cuya propiedad es familiar y que es una gran parte del tejido económico del territorio. Este impuesto es una espada de Damocles en la medida en que son empresas en las que la propiedad ha ido reinvirtiendo los beneficios en la adquisición de maquinaria y nuevos pabellones con el fin de generar nuevo empleo, desarrollar la actividad e impulsarla. Este impuesto ataca a esa propiedad y lo hace además de un modo que no tiene parangón en toda Europa. El patrimonio industrial está penalizado en Gipuzkoa y eso, tanto en la situación actual como en la futura, es muy dañino para su estructura económica. Bildu puede desarrollar ideas demagógicas diciendo que los que más tengan más paguen y eso al final es una idea sin ningún contenido. Es vender humo a la sociedad. El contenido real son las consecuencias que ha tenido ese impuesto. La concatenación de medidas y de actitudes que tienen con las empresas del territorio hace que esté en peligro la pujanza económica e industrial de Gipuzkoa».
Desgraciadamente, la línea de comunicación entre Manu Ayerdi y su compañero de partido Markel Olano parece caída, o al menos poco normalizada. De no ser así, el Diputado General de Guipúzcoa podría explicar al vicepresidente de Desarrollo Económico que la medida de meter el 25% del valor de la empresa en el Impuesto de Patrimonio ha resultado desastrosa en la provincia vecina, y que ya se ha decidido eliminarla de inmediato.
Además, Guipúzcoa bajará el tipo máximo del Impuesto sobre el Patrimonio al 1,5%, mientras que en Navarra lo tenemos al 2%. Ya saben que en Madrid el tipo es del 0%, así que quizá urge un comunicado del PP madrileño desmintiendo que Uxue Barcos trabaje para ellos.
Guipúzcoa tiene buenas razones para intentar volver a ser atractiva porque, tras los cuatro años del gobierno de Bildu, ha perdido a un número importante de sus mejores contribuyentes como han venido poniendo de manifiesto los medios vascos.
De hecho no es la primera vez que Guipúzcoa comete el mismo error, como puede leerse también en el enlace anterior. En 2008, cuando solo Gipuzkoa mantuvo el Impuesto de Patrimonio, perdió 400 contribuyentes de más de 1,5 millones de euros.
Según los datos publicados por la Hacienda Foral correspondientes a la pasada campaña de la renta, el 8,63% de los navarros con más renta pagan el 45,64% de lo que se recauda por IRPF. Ahora pregúntense a sí mismos si se trata de atraer o de espantar a los grandes contribuyentes para mantener el estado del bienestar. O como solemos repetir, si la mejor manera de repartir más leche es espantando a las vacas.
Ser el campo de experimentos fiscales de Bildu ya sería duro de por sí.
Pero convertirnos en el campo de experimentos fiscales de Bildu ya fallidos en otros lugares no sólo sería duro, sino ridículo.
3 respuestas
Navarra, ese Hinterland del nazismo vasco es una zona a colonizar, con el batúa, y con las personas, y empresas afines al Régimen. Hay que hacer tabla rasa de lo que hay, para construir los Jardines del Reich, ese patio trasero accesible y rendido. Primero hundir las empresas y la economía privada, hacer que muchos huyan, que no vengan hispanohablantes, que los puestos libres los ocupen los agurparlantes si no los batúaparlantes. Y nunca mejor dicho, #alaRiberaNavarraniagua
Hasta eso nos van a quitar, no sea que se cree riqueza y empleo, y venga gente a trabajar a esta tierra que no será facil lobotomizarlos.
Nunca un gobierno nacionalista permitirá que Navarra tenga ventajas fiscales, económicas de desarrollo o de cualquier otro tipo respecto a la vecina Euskadi. Su objetivo, desde siempre, es empobrecernos hasta la miseria para que Navarra caiga en brazos euskalherríacos por inanición. El nacionalismo lo lleva en su ADN y en su hoja de ruta. Ya lo dijo el jefe de la tribu Arzallus: «con Navarra, paso de buey».
LA LASTIMA ES QUE NO SE CAYESE ARZALLUS DELANTE DEL BUEY….