Amaia no lanzará el Chupinazo este año, como algunos pretendían y otros temían. La joven cantante ha protagonizado un accidentado periplo tras alzarse con la victoria en Operación Triunfo y salir de la “academia”. En realidad se puede decir que la popularidad de la cantante ha ido de más a menos ya que la oleada de simpatía durante el concurso era prácticamente unánime, desde luego en Navarra, lo cual motivó que la idea de concederle el lanzamiento del Chupinazo surgiera de manera espontánea casi al segundo de terminar el concurso.
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La joven cantante, sin embargo, ha ido perdiendo adhesiones desde ese momento en general por asuntos poco o nada relacionados con la música. En cuanto llegó a Pamplona y saludó a los fans enfervorecidos desde el balcón del Ayuntamiento, apenas fue capaz de enhebrar un pensamiento coherente más allá de pedir disculpas por no ser vascoparlante: “Me encantaría saber euskera, hablaría en euskera ahora pero no sé, lo siento, tengo que aprender, es uno de mis propósitos de la vida”. En realidad no hay ningún problema con que Amaia quiera aprender vascuence, el problema es que pidiera perdón por ser castellanohablante. En defensa de la cantante podría decirse que seguramente es un buen termómetro del ambiente contra los castellanoparlantes que está creando el nacionalismo.
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Amaia y su novio aprovecharon su continua presencia en los medios para emitir diversas opiniones de carácter político que básicamente sirvieron para ganarse el aplauso de los líderes de Podemos, si bien muchos seguidores empezaron a experimentar un cierto enfriamiento directamente proporcional a la insistencia en este tipo de discursos.
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Más tarde aparecieron nuevas polémicas en torno a la figura de Alfred, su novio catalán, con un pasado claramente independentista oportunamente aparcado al convertirse en representante de España en Eurovisión. De todos los libros del mundo y ante el reto eurovisivo representando a España, a Alfred no se le ocurrió mejor libro que regalarle a Amaia el día de San Jorge que el titulado “España de mierda”, que poco antes de partir para la gala de Lisboa la cantante navarra dijo que era su “talismán”. El puesto final obtenido por la pareja de cantantes parece poner de manifiesto el escaso valor del libro, desde luego como talismán.
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Llegados a este punto leíamos ayer en navarra.com que Amaia no lanzará el Chupinazo y que la decisión la ha tomado ella, o quien le aconseje, al margen del proceso de elección en el que había asociaciones dispuestas a proponer su candidatura. Obviamente no se puede proponer a un candidato en contra de su voluntad, que parece ser el caso. Ahora bien, retrotrayéndonos otra vez al día en que Amaia celebró su victoria en OT desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona, cabe recordar que la cantante dijo entonces que le haría «mucha ilusión» lanzar el chupinazo, aunque reconociendo que «igual hay gente que es más apropiado que lo tire, o gente que también se lo merece mucho, como organizaciones sociales, pero me haría ilusión».
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Da la impresión de que algo ha pasado desde entonces para que la cantante cambie de opinión. Pueden ser sus compromisos profesionales o puede ser que haya pesado también todo lo anterior, o su mal resultado en Eurovisión. Sólo le faltaría no ser elegida para lanzar el Chupinazo si participara en la votación y, por todo lo expuesto, algo que hace unos meses casi podría haberse dado por seguro pues a lo mejor ahora ya no.
