Este fin de semana ha vuelto a celebrarse el Nafarroa Oinez, la fiesta del euskera en Navarra. En realidad no es la fiesta del euskera, sino la fiesta de las ikastolas. En realidad ni la fiesta de las ikastolas, sino un acto anual para financiar a una ikastola. Interesan estos matices porque acudir al Oinez tiene mucho más que ver con esto que con la defensa genérica del vascuence. Por otro lado el Oinez no es sólo la fiesta de las ikastolas, es un acto lingüístico-nacionalista en donde se mezclan lengua y política. Por otra parte si alguien acude al Oinez sabe, y tiene que asumir, que acabará sentado junto a Adolfo Araiz o posando ante una ikurriña. Si se descuida también junto a una pancarta apoyando a los presos de ETA.
UPN en este sentido ha decidido repetir la foto del año pasado en el Oinez y con Araiz, lo cual resulta significativo. Desde UPN se asegura que es la normalidad, que UPN acude todos los años al Oinez, que en el acto oficial de inauguración no hay ikurriñas ni pancartas etarras, y que se sientan al lado de Araiz igual que se pueden sentar al lado de Araiz en el parlamento foral.Lo que pasa es que no es lo mismo coincidir en el trabajo con Araiz que ir con él a una fiesta. La realidad es que UPN no ha acudido siempre al Oinez. En su momento acudir al Oinez fue una extravagancia de Juan Cruz Alli. En realidad la pregunta es qué ha cambiado para que UPN de repente empiece a enviar diputados al Oinez. La respuesta más evidente es el cambio de estrategia impulsado por Esparza e Ibarrola basado en volver al poder mediante un pacto con el PSN y Geroa Bai, el “kesito”, el quesito de toda la vida con una capa de moho nacionalista.
Podría alegarse que las pancartas proetarras o las ikurriñas no forman parte del acto oficial de inauguración, pero el acto de inauguración incluye discursos como el de la presidenta de la ikastola o la consejera Ollo. En esos discursos se repiten ideas como que la situación del euskera en Navarra es anormal, porque es anormal que no todos los navarros hablen euskera, y que para acabar con esa anormalidad hay que poner fin a la zonificación. Puede no obstante que los enviados de UPN asistan pasivos a los discursos sin aplaudir o aplaudiendo poco.
La consejera Ollo, por cierto, recriminó a la presidenta Chivite no haber acudido al Oinez: “Los gestos institucionales son importantes y las instituciones debemos estar a la altura de las circunstancias, dar ese plus institucional de respaldo a un bien común como es el euskera”. Desde luego esto de los gestos institucionales y su importancia se lo podría explicar Ollo antes al PNV y al lehendakari Pradales, ahora que a la ausencia de la bandera de Navarra en la firma del protoloco de colaboración con la CAV se suma la presencia del escudo de la CAV incluyendo el escudo de Navarra, por si cabía alguna duda de que nada es casualidad.
Resulta por lo demás llamativo que la buena gente de UPN, y no es ironía, acuda al Oinez y no lo haga Chivite, sobre todo porque la propia Chivite ha explicado en los siguientes términos su ausencia de los Oinez: “Comparto la promoción del euskera. No hay más que ver los presupuestos del Gobierno o lo pactado en el acceso a la función pública. Lo que no puedo compartir son otras reivindicaciones que se dan allá. Que la única bandera que veamos sea la de otra comunidad no puedo compartirlo”. Chivite señalaba además que “la despolitización es lo mejor que le podría pasar al euskera para su avance. Y cuando se une a otras reivindicaciones se le hace un flaco favor”. Por otro lado no son Esparza e Ibarrola quienes aparecen en el Oinez como si se creyeran sus propias explicaciones sería lo lógico. En la UPN de Esparza e Ibarrola todo es intentar sorber y soplar a la vez.
Por lo demás la historia de la ikastola Paz de Ziganda, en la que se ha celebrado el Oinez, tal y como puede encontrarse recogida en su propia web, no deja de descubrir algún dato peculiar. La primera ikastola en Navarra se llamó Nuestra Señora de Iranzu, en 1964, en pleno franquismo, que se dice que fue clausurada por orden gubernativa el mismo día que iba a iniciar su andadura. Pero parece que no fue clausurada por motivos muy de fondo, puesto que en 1965 se abrió en la calle Pozoblanco la ikastola de Nuestra Señora de Uxue. Nombres muy religiosos por cierto. Paz de Ziganda ikastola nace en 1970 convirtiéndose en la primera ikastola navarra reconocida por el ministerio de Educación. El ministerio franquista de Educación, por supuesto. Pero es que además el nombre de la ikastola homenajea a Mª Paz de Ziganda y Ferrer, primera mujer nombrada miembro de Euskaltzaindia, la Real Academia Vasca, en 1954. Porque efectivamente, la Real Academia Vasca operaba también en pleno franquismo. La pregunta entonces, a lo mejor, es qué pasaría si apretando un botón todos los navarros se convirtieran en vascoparlantes, pero españolistas. ¿Apretarían el botón Araiz o Ana Ollo? ¿Dejaría de apretarlo a lo mejor Santiago Abascal? Entonces el problema no es el euskera. A falta de ese botón, ningún problema con el vascuence y con cuánta gente lo hable o cómo piense, siempre que sea con libertad. La mejor política lingüística es libertad y despolitización, o sea la no política lingüística. Lo demás es echar veneno al champán y quejarse después de que bajen las ventas o aumente el rechazo al champán.
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