Nuevo episodio de violencia importada y con cuchillo en Navarra. En este caso la víctima es un vecino de Sarriguren que concertó un encuentro en su piso a través de una aplicación de citas LGBT. El citado resultó ser un marroquí que, tras mantener relaciones sexuales con la víctima, pretendió quedarse después en su domicilio a pasar la noche, diciendo que necesitaba un techo para dormir. Comenzó entonces una discusión y a continuación un forcejeo que acabó con el sarrigurense herido por arma blanca. El marroquí no sólo se negaba a abandonar el piso sino que intentó robar varios móviles. Había además de por medio una grabación de la situación en un móvil, lo que fue otro de los detonantes de la agresión. La juez de guardia ha determinado el ingreso en prisión del acusado por la gravedad del delito imputado – homicidio en grado de tentativa-, la falta de arraigo del sospechoso y el riesgo de fuga.
Ante otras circunstancias habría que hablar de una agresión homófoba y desplegar el consiguiente protocolo de actuaciones, manifestaciones y declaraciones oficiales, pero este caso es dudoso al ser el agresor un inmigrante. Chocan la necesidad de denunciar el acuchillamiento de un gay con la prohibición de señalar a un delincuente inmigrante. No está claro sin embargo que la agresión sea menos homófoba por haber mantenido relaciones previas el agresor. Parece sostenible que el agresor usaba las citas LGBT como una mera forma de dormir bajo techo. Es decir, quizá primaba en esa forma de actuar más la necesidad que el gusto como en los casos de prostitución. Sea como sea nos seguimos moviendo en un contexto, el de la homosexualidad, la inmigración, las aplicaciones de citas y el sexo por necesidad, que nadie puede osar cuestionar. No se puede relacionar inmigración con violencia homófoba, con violencia machista, con pobreza y marginalidad o con inseguridad en general. A esto podríamos añadir el hecho de que los inmigrantes necesiten un techo bajo el que pernoctar, pero mezclar la inmigración con el problema de la vivienda es otro asunto del que tampoco se puede hablar. Por otro lado la prensa de progreso no tiene ya más remedio que reconocer la existencia de “zonas tensionadas” por la inseguridad y las armas blancas en Navarra. ¿El problema de seguridad es entonces real? ¿Nada que ver con la inmigración?
Por si fuera poco, la Policía Municipal de Pamplona investiga una presunta agresion sexual a una joven semiinconsciente en las inmediaciones del CD Amaya, durante la celebración de la Carpa Universitaria del pasado viernes. A estas horas hay cuatro jóvenes marroquíes detenidos por su presunta participación en los hechos denunciados por la joven.
Esta nueva agresión sexual, además en grupo, se suma a los datos publicados en el último Balance Trimestral de Criminalidad. Dicho balance evidencia que las agresiones sexuales con penetración en Navarra prácticamente se han triplicado desde 2019, pasando de 14 en el segundo trimestre de ese año a 37 en el segundo trimestre de 2025. Ya estamos a 1,4 violaciones con penetración por semana en Navarra, pero aquí nadie dice nada, ni por la gravedad de la cifra en términos absolutos ni por el crecimiento en los últimos años en términos relativos.
Todo lo anterior evidencia la nueva realidad en que vive Navarra, en realidad toda España, en la cual la inseguridad, los acuchillamientos y las agresiones sexuales se han disparado. Si esto sucede a pesar de tener el gobierno más progresista y feminista del mundo, o precisamente por tener el gobierno más progresista, feminista y negacionista del mundo, decidan ustedes mismos.
