Sánchez es capaz de todo, hasta de un adelanto electoral

¿Es posible que Sánchez acabe anunciando en breve unas elecciones anticipadas? Algunos observadores, incluyendo algunos en el campo sanchista, empiezan a sugerirlo a la vista de algunas de las últimas actuaciones del presidente. Por alguna razón, Sánchez ha vuelto de las vacaciones con ganas de exposición mediática, frente a la bunkerización por la que estuvo apostando desde el año pasado. Sánchez ha vuelto cargado de anuncios y promesas sobre ayudas y viviendas, pese a que presupuestariamente no puede respaldar sus promesas con cifras. El último CIS tan favorable para el PSOE tampoco ha dejado de resultar llamativo para algún analista. Finalmente Sánchez ha vuelto del verano convertido en el campeón mundial de la defensa de los gazatíes, como si al fin hubiera encontrado un asunto capaz de movilizar a la izquierda, dividir o descolocar a la derecha y en general tapar todo el resto de asuntos bajo un discurso lleno de emocionalidad y relativo a un problema lejano. En principio convertir las elecciones generales en España en una especie de referéndum sobre Gaza puede no parecer la idea más maravillosa del mundo, pero no es el peor dilema bajo el que podría presentarse el sanchismo unas elecciones. Izquierda o genocidas puede ser al menos tan bueno como corrupción o ultraderecha. Naturalmente todo esto sólo tiene algún sentido suponiendo que por alguna razón Sánchez esté pensando ahora en unas elecciones.

Hasta ahora más bien parecía que el horizonte de Sánchez era evitar unas elecciones a toda costa y tanto tiempo como pudiera. Si era posible retrasarlas hasta 2027 pues hasta 2027, y si por Sánchez fuera posible hasta 2887. De hecho de ningún modo se puede descartar que ese siga siendo el escenario favorito de Sánchez, pero debemos tener en cuenta dos cuestiones fundamentales a la hora de analizar el comportamiento del presidente. En primer lugar que para mantener el poder Sánchez es un personaje dispuesto a lo que sea. Lo que sea puede ser incluso convocar elecciones anticipadas. Lo segundo es que si por Sánchez fuera seguramente ni convocaría elecciones ya nunca, pero una cosa es lo que Sánchez estaría dispuesto hacer y otra las opciones materializables que tiene en el mundo real. En el abanico de opciones reales entre las que puede elegir, puede abrirse un escenario en el que piense que convocar elecciones es la mejor opción para él, no la que desearía en su mundo ideal, sino su mejor opción o la menos mala en el mundo real.

¿Cuál sería el escenario en el que Sánchez, en vez de asegurar su permanencia en Moncloa hasta 2027, se arriesgara a enfrentar unas elecciones anticipadas? La posibilidad que se está barajando tiene todo que ver con los posibles casos judiciales que rodean al presidente y a su partido.

Una ventaja que tiene Sánchez sobre nosotros es que tiene más información. El presidente por tanto puede saber lo que le espera en los próximos meses a nivel judicial y todo lo que puede ir saliendo a la luz. Esas informaciones pueden incluir, aparte de su entramado familiar, nuevos ministros y figuras socialistas bajo sospecha, o directamente la financiación ilegal del PSOE. El dilema entonces para Sánchez sería aguantar como fuera hasta 2027 y en 2027 afrontar una lluvia de plomo fundido que pudiera dejar devastado al PSOE o bien anticiparse a los acontecimientos y convocar elecciones antes de que se hagan públicos todos esos asuntos. Sánchez no acudiría por tanto a unas elecciones en un rapto de entusiasmo o cargado de optimismo sino forzado por las circunstancias y como un mal menor. La cuestión sería para Sánchez por tanto si esperar al 27 dando todo por perdido para esa fecha, o si activar toda su artillería mediática, volver a usar el comodín de la ultraderecha, envolverse en la bandera palestina y confiar en que pueda repetirse la remontada del verano de 2023.

Por un lado y a la vista de las encuestas mejor bunkerizarse en el poder hasta que no quede más remedio que convocar elecciones, pero por otra parte, si van a aparecer informaciones de financiación ilegal del PSOE o de la implicación de Sánchez en la trama corrupta que puedan resultar devastadoras, el dilema entonces puede ser si ir a las elecciones antes o después de esa publicación. Por supuesto a fecha de hoy en todo esto habría un alto grado de especulación. Lo único seguro a la hora de prever lo que puede suceder o la forma en que el presidente podría reaccionar es que Sánchez pondrá siempre por delante su interés personal, por encima de la nación y de todo lo demás.

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