El calentamiento global no ha visitado de momento este año los Sanfermines. Lógicamente tendremos sol y hará calor en algún momento, estamos en julio, pero de momento lluvia y más bien frío. Por lo menos rellenamos los pantanos y alejamos el fantasma de los incendios forestales del año pasado. Es sí, la tarde pasada por agua desembocó en la suspensión parcial de los toros, el Riau-Riau, los fuegos y el concierto de Ana Torroja.
Multitudinario #riauriau
Pelos de punta. #tradicion #lapamplonesa#Sanfermines2023 #sanfermin#pamplona #iruña pic.twitter.com/767UMmyf4M— La Pamplonesa (@bandapamplonesa) July 7, 2023
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Del Riau-Riau merece la pena decir alguna palabra. Por un lado su éxito y su carácter cada vez más multitudinario, y por otro la anormalidad que su celebración sigue suponiendo. O sea, aquí nos quedamos sin Riau-Riau porque unos señores muy abertzales y muy sozialistas decidieron a golpes que se acababa el Riau-Riau. ¿Pero quiénes se creen estos señores que son? Y tenemos Riau-Riau porque la Peña Mutilzarra lo recuperó convirtiéndolo en un Riau-Riau popular. En 2012 se intentó recuperar el Riau-Riau oficial, con la corporación municipal, pero la violencia del aberchalato lo volvió a boicotear. Esos que dicen que expanden derechos volvieron a impedir la recuperación del Riau-Riau oficial, porque a ellos les da la gana, porque patatas con bacon, porque sí, porque así demuestran que en la calle sólo se hace lo que ellos con su violencia deciden tolerar. ETA ya no mata pero sigue decidiendo lo que se puede hacer en las calles y lo que no.
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Irónicamente, la versión de la izquierda abertzale es que el Riau-Riau constituía una especie de ocasión para criticar popularmente a la corporación municipal, y que fue la corporación municipal la que decidió que no hubiera Riau-Riau para evitar esa crítica popular. Lo que pasa es que la crítica era a puñetazos y tampoco popular sino batasuna. Asirón podía haber aprovechado su alcaldato para recuperar el Riau-Riau y la crítica popular a su gestión, que seguro que no hubiera sido una crítica a puñetazos porque enfrente de Bildu está la civilización, pero seguramente no recibió órdenes al respecto desde Bilbao. Tal vez David Plá tenía cosas más importantes en que pensar.
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Otra alternativa es que Asirón, aunque no fuera alcalde, saliera por delante de la corporación haciendo de escudo humano entre esta y la asalvajada afición abertzale. Cada vez que previsiblemente la izquierda abertzale vaya a desplegar su violencia, debería estar Asirón interponiéndose con su corpachón. Si es que se opone a esa violencia, naturalmente. Hoy mismo en Curia podría ir ensayando para esa misión, como fuerza de interposición entre los suyos y la civilización. De momento prefiera las palmaditas de los violentos a su paso que la libertad.
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Lo que no podemos es acostumbrarnos a que la izquierda abertzale, aparte de usar a sus aberchalados para imponernos sus ikurriñas y sus pancartas de presos, sólo nos deje a los demás celebrar los actos sanfermineros que le parezcan bien a la izquierda abertzale. ETA ya no mata, pues vale, pero a lo único que tenemos derecho por lo visto es a no ser asesinados por la ETA. Todo lo demás lo que diga e imponga violentamente la izquierda abertzale. No podemos bendecir toda la violencia que todavía cabe entre el respeto y el asesinato para que la izquierda abertzale siga imponiendo su dictadura. ¿Y cómo criticamos entonces a los políticos si no podemos pegarles e insultarles por la calle? Pues escriban un confidencial, cenutrios, como hace la gente civilizada y normal.
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Un comentario
Totalmente de acuerdo pero reconózcanme que las fiestas de San Fermín son de lo más salvaje que hay en el mundo cristiano-judio occidental. Es como si sacaran de las celdas al personal y les dijeran, ale, 7 días para desfogaros y el 14 de julio otra vez a la celda