Pobre España

Pobre España, para empezar por la conclusión. Hoy es uno de esos días en los que hay por lo menos cuatro o cinco noticias que deberían tumbar un gobierno en un estado de derecho normal. Pero aquí ni somos ya un estado de derecho normal ni es extraordinario que cada día aparezcan cuatro o cinco noticias de ese tipo. La pregunta es cómo puede acabar todo esto de prolongarse mucho más en el tiempo. O para ser preciso cómo puede acabar de mal.

Hablando de prolongarse en el tiempo, un problema no menor es que en principio Pedro Sánchez cuenta con más de 3 años de impunidad por delante. Su victoria electoral en julio del año pasado es como un atasco que impide que el cauce del río pueda fluir. O quizá más bien es como un trombo, un infarto en el estado de derecho español. Con 3 años de impunidad por delante no parece que haya ni una línea que Pedro Sánchez no esté dispuesto a cruzar para permanecer en el poder, ya no sólo por su ego y su ambición, sino por una cuestión de supervivencia, ya que la impunidad seguramente no va a durarle un minutos más que su estancia en el poder.

Nuestro amor por las metáforas también podría llevarnos a comprar la situación con la de un váter atascado que constantemente desborda detritos y fluidos de hedor apestoso, pero para cuyo arreglo el fontanero nos da fecha para dentro de 3 años. ¿Cómo estará no ya el el cuarto de baño sino la casa entera dentro de 3 años? Van a ser 3 años muy largos, si nadie puede remediarlo.

En esta anormalidad permanente en la que nos hemos instalado y en la que el estado de derecho ha sido revertido por completo, son los delincuentes los que amenazan con perseguir a los jueces después de haber sido indultados por el gobierno. En España ahora hay que dividir a las personas en dos grupos: las que tienen que cumplir la ley y los amigos del gobierno. Esto ya no es una democracia homologable. Esto ya no es un estado de derecho.

Otra característica de esta inversión de la normalidad es que ahora es el gobierno central el que se encuentra sometido a un 155 de facto por parte de los golpistas catalanes. Los golpistas tienen intervenido el Gobierno de España. Todo lo que hace el gobierno de España tiene que estar supervisado, aprobado y refrendado por el golpismo catalán. También por los filoetarras y por los admiradores de los regímenes cubano y venezolano. Pepsi tiene intervenida la dirección de Coca- Cola. Nada puede salir mal.

Evidentemente todo esto no sirve en absoluto para fortalecer la unión de los territorios españoles, ni para avanzar en la concordia, ni para la reconciliación ni para nada parecido. Por el contrario, lejos de mostrarse arrepentidos, los amnistiados repiten una y otra vez que volverán a intentar dar otro golpe de estado. Sólo que en la siguiente ocasión el PSOE habrá desarmado al estado para detenerlo.

Los golpistas y malversadores amnistiados no han dado un sólo paso hacia el arrepentimiento, la reconciliación o el acatamiento del estado de derecho. Por el contrario, lo que ha hecho el PSOE para meterlos dentro de la ley a cambio de sus votos es mutilar la ley. Es como decir que se ha acabado con los ladrones despenalizando el robo, o con los suspensos concediendo un aprobado general. Los golpistas están exactamente donde estaban, es el PSOE el que intenta meterlos dentro de la ley mediante amnistías, reformas de las leyes y una interpretación de la Constitución sólo sustentatada por una previa colonización del Tribunal Constitucional.

Para lo único que sirve todo lo que está haciendo el PSOE es para mantener a Pedro Sánchez un poco más en el poder. Todo lo demás se subordina a este fin, no hay destrozo al estado español que no se acepte para obtener ese objetivo y no hay contraprestación positiva alguna para los españoles a cambio de que Pedro Sánchez y toda la tropa corrupta del PSOE obtengan ese fin.

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