Otro técnico fue presionado por el presidente de la mesa en el «ejemplar» proceso de adjudicación de los túneles de Velate a Cerdán

La pregunta es si en la adjudicación de los túneles de Velate a la empresa de Cerdán hubo algún miembro de la mesa que no fue tanteado o presionado por el presidente de la mesa para votar o no votar en un determinado sentido. Patxi Ansorena, otro de los ingenieros que formaba parte de la mesa de contratación, ha revelado hoy en la comisión de investigación del parlamento foral que también él fue tanteado por Polo para influir en su puntuación. Polo, el presidente de la mesa, tuvo una conversación con Ansorena para contarle que «había una empresa con la que había tenido una mala experiencia cuando trabajaba en el sector privado y que no le gustaría que esa fuera adjudicataria. Que en caso de ser adjudicataria iba a tener aspectos negativos desde el punto de vista constructivo«. Esta empresa era Comsa-Nortúnel, miembro de la UTE de Mariezcurrena.

Se da la circunstancia de que ayer mismo otro de los ingenieros técnicos de la mesa de contratación, Guillermo Vallejo, contaba cómo Polo también había intentado influir sobre su puntuación desacreditando a Mariezcurrena. La discusión alcanzó tal grado de intensidad que el técnico salió del despacho de Polo dando una patada a la puerta.

En un contexto normal, todo esto sería ya totalmente irregular y Mariezcurrena tendría motivos para impugnar la adjudicación. Nada menos que el presidente de la mesa, que pudo votar en último lugar conociendo los votos de los demás, y cuya puntuación en cualquier caso decantó la votación a favor de Servinabar y en contra de Mariezcurrena, resulta que tenía una animadversión particular contra esta empresa. Es más, se dedicó a tratar de influir sobre el resto de miembros de la mesa para que votaran contra Mariezcurrena. Polo votaba contra Mariezcurrena no por la oferta que presentaba Mariezcurrena, sino por una experiencia pasada con una empresa de la UTE de Mariezcurrena. Y puede que ni siquiera esto fuera cierto. No se sabe si esto era una invención de Polo para desprestigiar la oferta de Mariezcurrena ante el resto de miembros con derecho a voto de la mesa.

El problema añadido es que el contexto de este caso es cualquier cosa menos normal, ya que ahora sabemos que la obra acabó adjudicada a Servinabar, la empresa de la que era copropietario secreto Santos Cerdán. ¿Se trataba de que no ganara Mariezcurrena o de que ganara Servinabar? ¿Se podía conseguir lo segundo sin lo primero? Perjudicar a Mariezcurrena era la forma de que ganara Servinabar. Recordemos además que Mariezcurrena era la empresa cuyas puntuaciones hubieran ganado excluyendo al presidente de la mesa.

En esta colección de anormalidades tenemos por tanto a un presidente de mesa que debiera haber estado jubilado hacía 4 años, prorrogado excepcionalmente por el gobierno de Chivite, el cual se dedicó a minar la candidatura de la empresa que en la votación estaba por encima de Servinabar, tratando de influir sobre las puntuaciones del resto de técnicos, y decantando finalmente con su voto la puntuación a favor de Servinabar, la empresa de Cerdán.

En este sentido resulta llamativo que los técnicos, después de contar todo esto, aún pretendan que el proceso de contratación fue normal. Esto choca frontalmente con lo dicho por Comptos, que dictaminó que en el procedimiento no se habían garantizado los principios de igualdad y transparencia, con lo dicho por la Oficina Navarra Anticorrupción, que concluyó que la adjudicación había sido nula de pleno derecho, y con lo contado con los propios técnicos, al relatar el comportamiento de Polo y cómo había tratado de influir sobre ellos. En este sentido es irrelevante que los técnicos intenten excusar a Polo declarando que las maniobras de Polo no consiguieron influir efectivamente sobre ellos. Primero que los técnicos se estarían autoinculpando si reconocieran que votaron influidos por Polo, y segundo que, si Polo les hubiera amenazado con un cuchillo, que ellos no hubieran cedido no significaría que el comportamiento de Polo hubiera sido menos intolerable. Al final, por otro lado, Polo acabó siendo determinante en la adjudicación con su puntuación. El resultado es que la obra acabó encargada a la empresa de Cerdán que se anunciaba en el pantalón de aizkolari de Koldo García.

A la vista de todo lo anterior, resulta evidente el rosario de irregularidades que precedió a la adjudicación de la obra pública más cara e importante de Navarra a Servinabar. ¿Habría sido posible la adjudicación a Servinabar sin todo ese rosario de irruglaridades? Menos mal que fue todo ejemplar.

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