La corrupción del sanchismo es algo más que corrupción. De hecho, lo menos grave es la corrupción. Mucho peor que la corrupción es la forma en que el PSOE está reaccionando a los casos de corrupción. El partido en el poder, en vez de asumir responsabilidades políticas, está cargando contra la Guardia Civil, contra los medios y contra los jueces. No se limita además a cargar contra ellos de palabra, lo cual ya sería bastante grave de por sí. Intenta también aprobar leyes que le permitan nombrar a los jueces o controlar la instrucción de los procesos judiciales, o castigar a los medios que sean desafectos al gobierno, colonizar las fuerzas de seguridad o usar un equipo de fontaneros para desprestigiar a los periodistas, jueces, fiscales o policías incómodos.
Hay sólo dos formas de interpretar esta reacción del PSOE. O bien el presidente del gobierno está implicado directamente en la corrupción, y mediante la voladura del estado de derecho y el uso del poder busca su impunidad, o bien está usando la coyuntura para victimizarse y usando esa victimización justificar una dictadura blanda.
Nos jugamos por tanto más que un dinero público en todo este asunto. Nos jugamos la libertad y la democracia. El estado de derecho es un sistema de contrapesos. El modelo de colonización que le gusta al PSOE es RTVE. En el momento en que el PSOE tenga no sólo un equipo mediático de opinión sincronizada, sino también un equipo judicial de opinión sincronizada, un equipo policial de investigación sincronizada, o un equipo militar de obediencia sincronizada, se acabó la democracia en España. Sin democracia se puede robar impunemente o gobernar para siempre, da igual si lo que Sánchez busca es lo uno, lo otro o ambas cosas al mismo tiempo.
En este contexto es casi milagroso que la UCO pueda seguir investigando y encontrando pruebas incriminatorias. ¿Dónde está la Policía Nacional? Hay quien la echa de menos en todo este asunto. Tampoco falta quien piensa que respecto a los informes de la UCO se están produciendo anuncios y filtraciones precisamente porque alguien en la UCO puede temer que lo que no se filtre se pare de un modo u otro.
Una vez filtrado ya es más difícil parar algo en curso. Filtrar sería entonces una forma de autodefensa. Todo lo que hace unos meses se llamaba pseudoperiodismo y máquina del fango resulta que era buena información frente al negacionismo de los medios oficialistas. El problema real al que nos enfrentamos es una fábrica de chorizos o de chistorras, no a una máquina del fango.
