La cortina de humo de Gaza

Hablar de Gaza como de una cortina de humo podría resultar un tanto frívolo. A cualquier persona normal le conmueve la situación de Gaza, el sufrimiento humano y la búsqueda de posibles soluciones. Quienes utilizan la situación de Gaza, lógicamente, cuentan con ello. No se trata por tanto de minimizar el problema de Gaza ni de cerrar los ojos ante él, sino que la situación de Gaza no sea utilizada para evitar hablar de los problemas que tenemos aquí y que podemos solucionar. De hecho, no es casual que quienes más ardorosamente nos invitan a desviar la mirada hacia Gaza sean quienes más responsables son de los problemas de aquí y quienes tienen cercándoles más casos de corrupción. ¿Les preocupan más que al resto del mundo los gazatíes o sólo quieren desviar la atención?

La izquierda abertzale hace meses que se ha anticipado al resto del sanchismo en el abrazo de la causa gazatí, llenando las localidades en que gobiernan de banderas palestinas. Es un hecho tan llamativo que lo hemos analizado hace tiempo. El problema que tiene ahora Bildu es que manda en el país. Sánchez depende totalmente de Bildu. Por tanto Bildu es corresponsable de todas las cosas que no funcionan con el sanchismo y de mantener a un gobierno rodeado por un océano de casos de corrupción. El partido liderado por el secuestrador de la ETA tiene por tanto un par de cuestiones a resolver. Primero que el discurso antisistema de Bildu se resquebraja cuando ya no hay nadie más dentro del sistema que Bildu y que mande tanto en el sistema como Bildu. Segundo que precisamente porque Bildu es un partido más del sistema, y uno de los que están mandando en el sistema, la gente cuando tiene un problema empieza a mirar a Bildu para exigir soluciones y responsabilidades, cuando las soluciones no llegan. ¿Cuál ha sido la solución de Bildu? Poner a su grey a mirar a Palestina en vez de a los propios problemas.

Lo que pasa en Gaza es una cortina de humo perfecta por muchos motivos. Es una causa lejana, en la que Bildu o el PSOE no tienen ninguna responsabilidad ni influencia. Nadie les puede echar en cara lo que sucede en Gaza más allá de haber comprado las pistolas Ramón. Nada más conveniente por tanto de poner a la gente a mirar hacia un problema del que nadie les puede culpar. Se trata por otro lado de un problema respecto al que a uno no se le pueden exigir soluciones. Uno tira al suelo a los ciclistas que puede o hiere a unos cuantos policías españoles, pero más allá de eso poco se puede hacer. Todo son gestos vacíos como acudir o dejar de acudir a Eurovisión. La cabeza que está en juego no es la de Netanyahu sino la de Perico Delgado. La causa palestina es además una causa conmovedora, uno puede venir de la Mesa Nacional de Herri Batasuna, la Mesa del Terror, y parecer humanitario al ponerse a llorar desconsolado por los niños palestinos. No se desconsolaban tanto por otros niños que morían o quedaban huérfanos más cercanos.

Así las cosas nada más natural que el sanchismo haya copiado a Bildu y haya abrazado la bandera de Gaza con igual o mayor entusiasmo. Todo el tiempo que estemos hablando de Gaza, sin solucionar nada en Gaza, es tiempo que dejamos de estar hablando de Begoña Gómez, del hermano de Sánchez, de Aldama, de Abalos, de Cerdán, de la vivienda, del encarecimiento de la vida, de la inseguridad o de cualquier problema local del que los partidos en el poder tengan alguna responsabilidad.

¿Existe además un grave problema humanitario en Gaza? Pues claro que sí, o Gaza como cortina de humo no podría ser funcional. Lo que sucede es que el problema en Gaza es muy complejo y no se puede simplificar. Para empezar el problema no es con los palestinos, que viven más o menos tranquilamente en Cisjordania bajo el régimen de Fatah, sino con los gazatíes que viven bajo el régimen de Hamás. Hamás es una organización terrorista que vive en los núcleos urbanos de Gaza y es indistinguible de ellos. Por tanto esto es un problema para combatir a Hamás. Cuando Hamás atacó a Israel el 7 de octubre del 23, no le importó la represalia o el sufrimiento que con ello iba a provocar a su propia población. A fecha de hoy sigue sin entregar a los rehenes que continúa manteniendo cautivos y sin renunciar al gobierno ilegítimo que ostenta sobre Gaza para llegar a un alto el fuego y aliviar la situación de los gazatíes. por supuesto en el mapa de Palestina que aparece en el escudo de Hamás no figura Israel. ¿Justifica esto todo lo que pueda hacer Israel? No, por eso estamos ante un problema complejo. Tampoco se puede eludir en este asunto la responsabilidad de los países árabes que en 1948 se negaron a aceptar la solución de los 2 estados y reconocer a Israel. No se puede pensar en una paz en la región si se niega el derecho a la existencia a Israel, lo cual es el problema de base en todos los conflictos de la región. Hamás y sus simpatizantes, con su eslogan de “desde el río hasta el mar”, malamente pueden reclamar respeto para la existencia de Palestina cuando ellos no respetan ni están dispuestos a reconocer el derecho a existir de Israel. No se puede llamar genocida al vecino cuando tú mismo no le reconoces al vecino el derecho a existir y tu alternativa a tu genocidio es el genocidio del vecino. De hecho en esta compleja situación, que por poder nos podría retrotraer a siglos y siglos antes de Cristo, habría que distinguir entre quienes sólo se oponen al genocidio de unos, a quienes sólo se oponen al genocidio de otros, y quienes nos oponemos a todos los genocidios. Los más ruidosos en este asunto suelen ser irónicamente los que sólo se opondrían a un genocidio.