Donde empieza el PSOE acaba la verdad. Obviamente el caso de la masacre de la valla de Melilla no iba a ser una excepción. El mismo Pedro Sánchez que se estrenaba como presidente acogiendo a los refugiados del Aquarius elogiaba el trabajo de la policía marroquí, ahí está la hemeroteca, el día en que se produjo la matanza. Más tarde alegó que no conocía bien los hechos que habían sucedido al hacer su primera declaración pero, ¿por qué entonces respaldó y elogió unas actuaciones que no conocía bien? Lo que sucede es que con este gobierno nada es verdad. Las fotos de la escabechina revelan que las inhumanas concertinas que se dijo que se iban a retirar siguen ahí. De todo lo que dijo Marlaska en relación a la masacre de la valla, prácticamente el 100% es mentira. Todo se ha ido revelando puntualmente falso. Y además ha tenido que llegar de fuera la BBC para que todo llegara a aflorar.
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La pregunta fundamental es por qué sucedió la masacre y la respuesta es que todo lo que dice la izquierda sobre la inmigración y la apertura de fronteras es mentira. Si abres las fronteras como si tal cosa Ceuta y Melilla colapsarían en cuestión de horas. Al conjunto de España le costaría sólo un poco más colapsar. ¿Pero cómo enfrenta la izquierda la realidad con su discurso oficial? Pues delegando en la policía marroquí el derramamiento de sangre y las labores de contención. ¿Y cómo se compra a Marruecos para que su policía haga esa labor? Pues entregándole el Sahara a cambio. A su vez, cada vez que Marruecos quiere algo más ordena a su policía que deje pasar al personal. Pero de la sangre derramada en la frontera, ¿acaso no tiene ninguna responsabilidad el gobierno de progreso español? Cuando nuestro gobierno compra la protección de la policía marroquí para defender la frontera española, para no mancharse directamente las manos, ¿qué se esperaba que pudiera pasar? El que compra ese tipo de protección, ¿acaso no tiene ningún tipo de responsabilidad?
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El papelón de Podemos no resulta mucho más lustroso que el del PSOE. Evidentemente finge un agudo ataque de indignación, pero nada más. Ahí sigue apoyando al gobierno que ha dejado tirados a esos saharauis a los que Podemos dice tanto apoyar, y ahí sigue en el Consejo de Ministros pese a esos inmigrantes masacrados a los que Podemos dice tanto estimar. Por un lado las palabras, por otro los sueldos, los cargos y la cruda realidad.
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Ante el aluvión de porquería que se le viene encima al gobierno con este asunto lo menos que se puede esperar es el sacrificio de la prescindible cabeza de Marlaska. Marlaska es probablemente el peor ministro del Interior de la democracia, pero el problema no es en absoluto Marlaska. No es Marlaska ni el que ha decidido la política exterior de España, ni el que ha diseñado la política migratoria, ni el que se ha inventado el irracional discurso demagogo, populista y buenista de la izquierda sobre la inmigración. Por lo demás, ¿cuáles serían los calificativos de la izquierda hacia un gobierno de derechas con el que se hubiera producido una imagen como la que ilustra esta noticia? Pues que se aplique ahora la izquierda esos calificativos a sí misma y actúe en consecuencia. O que reconozca que toda su farfolla sobre la inmigración es una ridiculez, afronte la realidad y se trague de una vez su discurso.
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