Los datos de los balances de criminalidad que publica el Ministerio del Interiores son escandalosos. El primer semestre de 2019 el número de agresiones sexuales con penetración en Pamplona fue de 4. Este año, en el primer semestre, el número de agresiones sexuales con penetración en Pamplona ha sido de 23. Si en toda Navarra las violaciones se han multiplicado desde 2019 por 2,6, en el caso de Pamplona se han multiplicado por 5,75.


Las cifras resultan espeluznantes. En sólo 6 años el número de violaciones en Pamplona se ha casi sextuplicado. No menos escandaloso es que este hecho haya pasado casi inadvertido. ¿Dónde está el grito en el cielo de las organizaciones feministas? ¿Cuándo los partidos de progreso que están en el poder han dicho algo de esto? Incluso los medios parecen haber pasado muy de puntillas sobre esta escabrosa sextuplicación de las violaciones en Pamplona. Si no tenemos que preocuparnos por esto, ¿por qué tenemos entonces que preocuparnos?
Ayer mismo, todavía resonando los ecos de la manada magrebí, el Ayuntamiento de Pamplona rechazó la propuesta de crear una mesa con representación política, policial y técnica para analizar el incremento de las agresiones sexuales en la ciudad, así como para plantear medidas de prevención.

Se han multiplicado las violaciones en Pamplona casi por 6, pero por lo visto no hay ningún problema que analizar. No hace falta una mesa con expertos para estudiar los datos, aportar un diagnóstico y proponer soluciones. Sólo los partidos de la derecha con representación en el Ayuntamiento de Pamplona votaron a favor de la iniciativa.
En la región más policializada de Europa Occidental. Y con cartelitos contra las agresiones sexuales en todas las rotondas. https://t.co/kXEbGq6e9L
— el vecino de نxue (@elvecinodeUxue) November 6, 2025
¿Por qué la izquierda tapa los datos, cierra los ojos y le da la espalda al problema? ¿Por qué no dicen nada las feministas? La razón la sabemos todos. Todos sabemos las conclusiones a las que llegaría cualquier informe objetivo antes de realizarlo. Existe una evidente relación entre la inmigración descontrolada y el aumento de las violaciones. Aparte de la manada magrebí, estos días hemos tenido otra violación más en Sarriguren confirmando las 1,4 violaciones semanales que evidencian las estadísticas. En una importantísima proporción de los casos los sospechosos son extranjeros en situación irregular, casi siempre con antecedentes y a menudo con una orden nunca cumplida de expulsión. No es casualidad. La izquierda no quiere ninguna mesa de expertos que analice el problema porque sabe cuáles serían los datos y cuáles serían las conclusiones.
📣 @Sup_Policia denuncia la situación que viven policías y ciudadanos ante los asentamientos ilegales de inmigrantes en Pamplona y la pasividad de las institucioneshttps://t.co/aN76C5lxQu
— h50.es (@h50digital) November 7, 2025
En realidad es un drama que la izquierda viva atrapada en un dilema diabólico. La izquierda lleva años llamando fascista y racista a todo el que señala el problema, ¿cómo va a reconocer ahora el problema? Es rehén de su propio discurso. El problema es que si no se hace nada las violaciones siguen creciendo. Electoralmente la izquierda tiene un quebranto porque la gente observa el problema, lo padece, y ve que la izquierda lo niega y no hace nada, lo que poco a poco va a pasar factura a la izquierda en las urnas. De este modo, hasta la izquierda sale perjudicada por su obstinación en negar el problema. Lo que sucede es que los contratiempos que pueda tener la izquierda en las urnas son irrelevantes para el resto del mundo. El verdadero drama es que tengamos delante un problema estremecedor con las violaciones y que no pueda esperarse solución ninguna mientras gobierne la izquierda.