Sola, borracha y violada por una manada magrebí quiero volver a casa

La Policía Municipal de Pamplona detuvo ayer a cuatro magrebíes, parece que argelinos, por una presunta violación en manada ocurrida durante la madrugada del viernes al sábado, coincidiendo con la fiesta de la Carpa universitaria de la UPNA. La víctima, una universitaria, fue encontrada seminconsciente bajo un árbol, en una zona cercana al recinto festivo. Le faltaban el móvil y alguna otra pertenencia. Fue atendida de inmediato y trasladada a un centro sanitario para recibir asistencia médica y psicológica. La Policía Científica de la Policía Nacional realizó sobre el terreno la consiguiente investigación. Los cuatro detenidos permanecen a la espera de los resultados de las pruebas de ADN.

A Irene Montero, por lo que sea, se le ha comido la lengua el gato. Nada ha dicho de este asunto sumándose al silencio estruendoso de los colectivos morados. Desde luego no es por prudencia, porque en otras ocasiones les falta el tiempo para denunciar determinados hechos en redes sociales. ¿Tiene algo que ver que los detenidos sean magrebíes? ¿Estaría Montero aquejada de tamaño ataque de afasia si los sospechosos fueran españoles o estudiantes de un colegio del Opus? ¿Dirá algo sólo en el caso de que los magrebíes fueran exculpados y las pesquisas siguieran otro camino? Da la impresión de que para la izquierda las agresiones sexuales sólo existen, sólo tienen importancia o sólo se habla de ellas dependiendo del agresor. Esto es peligroso aparte de ser hipocresía, desvergüenza o doble moral.

Desde 2018 las agresiones sexuales con penetración, los delitos sexuales más graves, se han triplicado. ¿Cómo se explica esta explosión de la cifra de violaciones? ¿Cómo se explica el silencio feminista e izquierdista ante esta triplicación?

A lo mejor la razón de esta explosión y de ese silencio es la misma: el origen de gran parte de los agresores. Por eso callan. Por eso hay que ocultar la nacionalidad y el origen de los detenidos. Esto es algo más que un problema con el cinismo de la izquierda: no se puede resolver un problema cuya existencia se niega. Peor aún: el problema no puede sino crecer y crecer si las calles se siguen de llenando de la clase de perfiles que explican el boom de las agresiones sexuales en España.

Frente al descontrol fronterizo y la remigración de delincuentes, lo que tenemos en cambio son puntos violetas, cartelitos y reformas penales que sacan a la calle a los violadores. Sola y borracha quiero llegar a casa no es un titular amarillo, es un eslogan publicitario del gobierno de España. Mientras las violaciones se triplican, la normatividad progresista es que las chicas se dejen bigote o vayan solas y borrachas por las crecientes zonas no-go de toda España. En Pamplona ya hay varias zonas “tensionadas” de ese tipo como denuncian los sindicatos policiales: Aranzadi, Ikastola Jaso, zona de Trinitarios, bajo el puente de los fosos al Portal de Francia, bajo el puente Oblatas, zona peatonal del paseo del Sadar junto a UPNA, paso peatonal «Mortirolo» Beloso. Los magrebíes detenidos por la agresión acampaban en uno de estos focos de conflicto e inseguridad. Basta con acercase a uno de estos lugares para comprobar in situ que la inmigración descontrolada no es fuente de prosperidad. Por el contrario, es generadora de un evidente problema de inseguridad. Un problema de inseguridad en el que la mujer es una víctima principal.

¿Tenían antecedentes? ¿Eran legales? Todavía no se conocen los datos, pero es el perfil habitual. Es decir, que seguramente esta agresión sexual y muchas otras se habrían podido evitar. Quien viene a delinquir debe ser expulsado de forma inmediata. No puede seguir circulando por las calles un minuto más. No se puede aceptar ni que el gobierno no lo expulse ni que otros países no acepten de regreso a sus delincuentes. La triplicación de las violaciones no se entiende sin la llegada y acumulación masiva de delincuentes. No se trata de culpabilizar con carácter general a todos los inmigrantes, precisamente para evitar esto hay que expulsar a los delincuentes. La mayoría de las agresiones sexuales que tienen lugar en España son evitables y por tanto los políticos en el poder son responsables. No se puede arreglar con unos absurdos cartelitos la enormidad del problema que están generando irresponsablemente con sus politicas.

Por lo demás, debido a la gravedad y extensión del fenómeno, en toda Europa vemos que el debate político al final se va a reducir a dividir los partidos entre los que denuncian y los que niegan este fenómeno. A eso se va a reducir la decisión en las urnas los próximos años. El problema crece día a día y no hay freno posible a la inseguridad y el aumento de las agresiones sexuales con los negacionistas en el gobierno. Por el contrario, son la gasolina de este fenómeno.