De manera que, intuyo, el PP se ha de llevar una sorpresa en las próximas elecciones. Porque de seguir así, algunos ya no le votaremos. Todo empezó cuando Rajoy no quiso debatir con Zapatero; y ya ha perdido dos elecciones. Pero de esto, Rajoy parece no haberse enterado.
Así que aprovechando que el Ebro pasa por los fueros, reniego de que para ser un ciudadano correcto haya que aprobar un trasvase a Barcelona. ¡A quienes dejaron arrojar al Mediterráneo la subvención europea del Plan Hidrológico Nacional! A los catalanes, con ese estatuto separatista no sólo les quitaba el trasvase, sino que chupaba del Ebro hasta que el delta les quedara un secarral tal que iban a colocar el cagalet del Belén en su estatuto. Qué se habrán creído.
Y esto no es estar en contra de los trasvases, menudo estúpido argumento. Según eso, el 99 % del P.I.B. podría emplearse en infraestructuras catalanas que mejoren su nivel de vida, y como no estamos en contra de que nadie mejore su nivel de vida, los demás a pasar hambre. Pero es que además, hay que decirlo sin complejos, que es como se convence, como Zapatero, que miente con un par de acentos descolocados, démocracia y líbertad, y se queda más ancho que largo.
No voy a reivindicar mi derecho a protestar, porque eso supone una debilidad. Lo que sí hago es recordar, tanto a PP como a UPN, que la era de los complejos debe acabarse. Que a los que creemos en la unidad nacional, así, sin necesidad de explicarse continuamente, porque se entiende muy bien, miramos cada día con más simpatía a mujeres como Rosa Díez o Esperanza Aguirre que al hablar, todo se les entiende. ¿Más claro? Agua para todos.
Javier Horno.