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Decía Laurence Olivier que en una pequeña o gran ciudad, o en un pueblo, el teatro es siempre un signo visible de su cultura. Pensaba en esto mientras caminaba por la calle, sin ver publicidad alguna del Concierto de Violín que tendrá lugar en Baluarte, ni tampoco de los espectáculos de danza y flamenco que se representaron en la Escuela Navarra de Teatro. Por el contrario, Pamplona entera está vestida de gala para recibir el regreso de “The Hole”, el famoso cabaret erótico-burlesque y de revista. Y no se anuncia de cualquier manera, sino a través de una mujer prácticamente desnuda que invita a asistir “al espectáculo el que todo el mundo habla”. Da que pensar que el único reclamo del espectáculo sea una mujer desnuda; eso es, atraer al espectador por los instintos más básicos, no sea que le hagamos pensar. Y del mismo modo, no creo que beneficie a Pamplona que este sea el espectáculo “del que todo el mundo habla”. Una ciudad de semejante tradición cultural debe aspirar a más que a un cabaret erótico, y tratar al espectador como a una persona, no como a un borrego que se mueve por instintos sexuales. Sé de lo que hablo, porque he tenido la suerte de representar un par de obras de teatro en la universidad y el público responde cuando le ofreces un producto de cierto nivel. Recapacitemos sobre qué teatro se representa en Pamplona, porque si el signo visible de nuestra cultura es “The Hole” habrá que salir fuera para ver teatro de verdad.
Un comentario
Este espectáculo o lo que sea también es anunciado por medio de un hombre semidesnudo, que junto a la mujer aparece en multitud de marquesinas de Pamplona, que pueden ver los niños.
La verdad es que es repugnante oír tanto sermón progre-feminista contra la violencia sexual (¿o sexista?) y que luego se promueva desde el Ayuntamiento, que tiene el patronato del Gayarre, la utilización de la mujer y TAMBIÉN DEL HOMBRE (¡son iguales oiga!) como mera mercancía sexual.
Además, va contra la Constitución: «Es ilícita la publicidad que atente contra la dignidad de la persona o vulnere los valores y derechos reconocidos en la Constitución, especialmente a los que se refieren sus artículos 14, 18 y 20 apartado 4» (Ley 34/1988 de 11 de noviembre, en el artículo 3 referida a la publicidad ilícita).
Y también contra los derechos del menor. La Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, en su artículo 5.3, obliga a las Administraciones Públicas a velar «porque los medios de comunicación en sus mensajes dirigidos a menores promuevan los valores de igualdad, solidaridad y respeto a los demas, eviten imagenes de violencia, explotación en las relaciones interpersonales o que reflejen un trato degradante o sexista».
¿Alguna idea?