1- La revocación de la vergonzosa resolución del Congreso que autorizaba al gobierno a negociar con los terroristas.
2- La apertura del procedimiento para la ilegalización inmediata de ANV y el PCTV, procedimiento cuya iniciación depende exclusivamente de la voluntad del gobierno.
Hoy ETA ha vuelto a matar, por lo que al presidente Zapatero le toca dar rueda de prensa y hablar de firmeza y de lucha contra ETA. Mientras no atienda las dos reclamaciones de la AVT, sin embargo, la credibilidad de zetapé es igual a cero.
Es absurdo que le diga a ETA que no conseguirá nada mediante el uso de la violencia, pero que por otro lado mantenga en vigor una resolución que, hasta hace pocos meses, ha servido para negociar en una mesa un precio político a cambio del cual ETA se comprometería en otra mesa paralela a darnos permiso para seguir viviendo.
Resulta asimismo absurdo pretender transmitir a la ETA-militar un mensaje de firmeza mientras se permite a la ETA para-militar permanecer en las instituciones, aún cuando la ETA para-militar ya ha sido ilegalizada por los tribunales.
Lo cierto es que, tanto la resolución del Congreso como la legalización de hecho de la ETA para-militar, son dos efectos colaterales del proceso-trampa iniciado por Zapatero. El problema es que el presidente no puede dar marcha atrás porque eso sería reconocer que estaba equivocado y que su negociación con ETA ha sido un desastre. Por tanto, Zapatero el soberbio (nadie más soberbio que quien presume de humilde) mantiene erre que erre, contra toda evidencia, su negativa a rectificar estos dos errores, tal y como le reclama la AVT secundada por millones y millones de españoles libres.
Lo malo es que se trata de dos errores, fruto de una situación ya superada y anacrónica, que ahora mismo son un gravísimo obstáculo en la lucha contra el terrorismo. Hay que revocar la declaración del Congreso y hay que intentar la ilegalización de ANV-PCTV. No puede ser que la soberbia de Zapatero sea un obstáculo para la eficacia de la lucha contra el terrorismo. No sé cuántas cosas hay que nunca se le pueden perdonar a un presidente del gobierno, pero sin duda ésta es una de ellas.