En los últimos meses hemos asistido en Navarra al nacimiento de un nuevo movimiento, el de los rescatadores provida, de cuya fuerza no me he dado cuenta hasta que al pasar unos días en mi tierra, a muchos kilómetros de aquí, he leído un artículo de un conocido periódico regional. En el articulillo de marras se atacaba a los rescatadores de Navarra levantando un falso testimonio que por un lado me indignó y por otro me hizo recordar aquello de “Ladran, luego cabalgamos”.
Aquel artículo me hizo pensar en las dificultades que pueden estar pasando los que se lucran con el aborto. Piensen qué ocurriría si el movimiento de Ansoáin se extendiera por toda España. Piensen que ocurriría si en todas las provincias de España se articularan movimientos jóvenes, dinámicos y unitarios como el que proponen los rescatadores, gente formada y comprometida en una causa tan noble como la de defender a la mujer. Piénsenlo e imaginen el escalofrío estremecedor que ha supuesto para empresarios como el señor Gurrea, que también está establecido en otros lugares.
Claro está que el negocio del aborto factura millones de euros al año y en él se encuentran conchabados fuerzas políticas y medios de comunicación. Los rescatadores han de estar dispuestos a pagar por alta traición al sistema, ese mismo que prometió endiosar al hombre y le otorgó la oportunidad de erigirse en juez sobre la vida de los demás. Sin embargo, a pesar de toda la fuerza del negocio del aborto, los rescatadores siguen siendo un problema que les saca de quicio. Déjenme contarles, como ejemplo, un caso paradigmático de la alarma generada por el “movimiento rescatador”. El pasado miércoles 22 de enero (hace poco más de un mes) dos jóvenes intrépidos que cubrían su “turno de rescate” en las inmediaciones del negocio de Ansoáin vieron cómo del establecimiento salía un hombre que se les encaró:
-¿Todavía estáis con esta memez? ¡Vosotros nunca habéis ligado y nunca habéis follado!
Otro ejemplo que se me ocurre son las blasfemias e insultos que escuchan los vecinos que, convocados por la benemérita asociación Alerta Navarra, acuden al abortorio a rezar el Rosario por la Vida. ¿Sabe la sociedad navarra que esto está pasando? ¿Sabe la sociedad navarra de la indefensión de los rescatadores de Ansoáin? Son muchas las preguntas que nos hacemos: ¿qué motivó la actuación grosera del señor Gurrea?, ¿cuál será la siguiente acción del empresario de Ansoáin?
Ante cualquier tipo de respuesta por parte del capitalista de Ansoáin sólo me atrevo a sugerir a los lectores comprometidos en la causa provida a que peleen en todos los frentes que se abran, y que recen. Nosotros también rezaremos. Recemos por los rescatadores, por las mujeres y por el propio Gurrea. Y que sea lo que Dios quiera.