Parece que el voto de las mujeres puede ser muy importante en estas elecciones y no necesariamente por la imposición de estatalistas políticas de igualdad. Los candidatos y candidatas parecen haberse dado cuenta de esto, aunque me temo que no todos están acertando en sus propuestas, y por eso escribo esta carta. La gran mayoría de mujeres jóvenes desean dirigir sus vidas y encontrar banderas politicas que les permitan tener los hijos que desean, según dicen las navarras más de los que tienen, y que no las sigan ahogando con medidas del tipo "guarderías desde el paritorio", "todas a conciliar fuera de casa", "maternidades tardías in extremis", "contratos basura", "viviendas conejeras"… La gran mayoría de mujeres de más de cincuenta años ha trabajado en casa cuidando y protegiendo a  hijos, a  enfermos y dependientes y también en la actualidad a padres ancianos. Por eso creo que deberían nuestros gobernantes y candidatos a gobernantes, dejar de llamarnos inactivas y no trabajadoras y darnos los medios para poder seguir haciéndolo con dignidad.
La gran mayoría de mujeres viudas está reclamando pensiones justas que alaben y justifiquen una vejez a la que han llegado después de haber dedicado una vida al servicio de la sociedad desde el hogar. La totalidad de las mujeres demandamos el respeto por la lactancia materna, la lengua materna, la libertad materna  de llevar a nuestros hijos e hijas al colegio que queremos, de educarlos en la religión y en la moralidad que para ellos elegimos, el atender a  nuestros mayores que piden descansar sus últimos años en el hogar con sus seres queridos y el derecho de trabajar donde nos de la gana, incluso en el hogar si es nuestro deseo. Ya ven que no son proyectos muy complicados, son sólo propuestas de libertad, libertad para elegir en igualdad,  que seguramente van a condicionar nuestro voto.