Escribo este artículo pasmado por la reacción de Aralar a la detención de la cúpula de Batasuna. ¿Cómo que detener a la cúpula de Batasuna es ilegalizar las ideas? ¿Cómo puede sostenerse semejante afirmación? Y sin embargo, es una creencia común entre las filas del nacionalismo. Una creencia que, a mi juicio, se sustenta en al menos cuatro errores.
Primero: el nacionalismo confunde al criminal con las ideas del criminal. Si se mete en la cárcel a una persona condenada por asesinato, por ejemplo, y resulta que esa persona era taxista, a nadie se le ocurre decir que esa persona ha sido encarcelada por taxista y no por asesino. El razonamiento parece sencillo, pero no lo es para una mente nacionalista. Ellos no creen, por ejemplo, que el asesino de Miguel Angel Blanco esté en la cárcel por asesinar a Miguel Angel Blanco, sino por ser abertzale, y que la circunstancia de que asesinara a Miguel Angel Blanco es totalmente irrelevante para su estancia en la cárcel. A este argumento, sin duda, objetarán que es que en la cárcel sólo meten a taxistas y todos de la misma compañía, lo que nos lleva al siguiente punto.
Segundo: el nacionalismo no entiende el concepto de organización criminal. Entienden que hay individuos que a título personal se dedican al crimen, pero no aceptan la existencia de organizaciones criminales como la yakuza, la mafia, al-quaeda o el ku-klux-klan. No entienden que en una organización criminal , como en cualquier organismo complejo, hay muchas personas con distintas funciones. Es una idea tan simple como que en Endesa no todo el mundo está poniendo enchufes, o que en Iberia no todos los empleados son pilotos, pero no la entienden. La consecuencia es que, para ellos, el concepto de pertenencia a una organización criminal parece no tener sentido.
Tercero: el nacionalismo confunde perseguir las ideas con considerar las ideas como un eximente para cometer delitos. Una cosa es que las ideas nunca sean delito (concepto discutido y discutible, que diría zp), y otra muy distinta que las ideas del criminal le eximan de responder penalmente por sus crímenes. Así, por ejemplo, Aralar podría alegar en defensa de la inocencia de un sujeto que son falsos los cargos que se le imputan, pero no que siendo culpable hay que ponerlo en libertad porque tiene tal o cual ideología. Pasamos por tanto de decir que se mete a la gente en la cárcel por sus ideas, a decir que hay que excarcelarla a causa de ellas. Lo cual, evidentemente, no tiene ningún sentido.
Cuarto: el nacionalismo es inmune al contraste de sus prejuicios con los hechos. Me refiero a que, en nuestra sociedad, evidentemente hay muchísimas personas y organizaciones de ideología nacionalista. Y entre todas esas personas que tienen ideas nacionalistas, sólo van a la cárcel las que además de ser nacionalistas infringen el código penal. Como todo el mundo. Por tanto, si hay nacionalistas que cometen delitos y nacionalistas que no cometen delitos, pero sólo van a la cárcel los nacionalistas que cometen delitos, es evidente que lo que se persigue es el delito y no el nacionalismo. Pues que si quieres arroz Catalina.
Cierro mi reflexión con una consideración final. Y es que yo creo que esta ostensible falta de claridad a la hora de perseguir organizaciones criminales, se circunscribe en el caso de los nacionalistas exclusivamente a la organización terrorista ETA. La lucha contra otras organizaciones criminales que no les son ideológicamente afines creo que la entienden perfectamente. Si en el fondo se trata de eso, entonces no sirve de nada toda la reflexión anterior.