Puede distinguirse fácilmente a la patrulla abertzale por sus palestinos, sus prendas con capucha o sus pañuelos verdes. No espere, sin embargo, que la patrulla abertzale le lea sus derechos, le ponga a disposición judicial o le de derecho a una defensa. Eso son más bien los procederes habituales del fascismo. La patrulla abertzale es partidaria más bien de la “democracia avanzada”. Que avanza a toda velocidad hacia la crisma de sus oponentes.
El caso es que a la patrulla abertzale le han salido un par de exégetas, intérpretes o ideólogos. Uno es el que cede a los asesinos las escuelas que llevan el nombre de los asesinados, Javier Lasa. El otro es experto desde su más tierna juventud en el alpinismo político, que no obstante apenas le deja para vivir, pero sobre todo en la disolución de hordas de alborotadores policíaco-forales como ilustra la foto. No en vano la figura más destacada de Nafarroa bai en este momento maduró políticamente en Batasuna durante los años de plomo. Como todos recordarán, Txentxo Jiménez fue condenado el año pasado por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, precisamente por entorpecer y frustrar una detención decidida por la Policía Foral, de modo que, según reza literalmente la sentencia: “interfirió con ello intencionalmente en el curso de una actuación legitima de la fuerza pública, todo ello fuera del ámbito de sus funciones de parlamentario”. Este es el percal.
Dos policías forales resultaron heridos durante la refriega, al parecer de modo misterioso. Y hablando de campañas… Uno tiene la sensación de que nuestra Policía Foral está siendo puesta en el disparadero. No sé bajo qué luz habría que interpretar la cruzada de Nafarroa Bai contra la Policía Foral si mañana un policía foral es asesinado.
Marcos Andía.