No hay otra. Si resulta que los jueces no acaban de tenerlo claro y van reconociendo la objeción. Si resulta que por no entrar en el aula de educación para la tiranía no se hunde el mundo. Y hasta se pasa curso. Y si resulta que al final ni siquiera el expediente de la ESO afecta a un hipotético -muy hipotético- "numerus clausus" en la universidad. Entonces ¿por qué tenerle miedo a la objeción? Nunca es tarde para rectificar. Es lógico que con todo el miedo que han procurado meter los responsables y colaboradores irresponsables de este engendro educativo haya padres acongojados. Los ministros y ministras amenazantes, el consejero avisador, los centros cómplices, los responsables educativos cobardes… todos han trabajado unidos en torno a un único objetivo: hacer que todo el mundo pase por el aro, como si fuera una herejía objetar por ser fiel a la conciencia de cada uno. Pues nada, lo dicho, que nunca es tarde. A objetar todos pase lo que pase y cueste lo que cueste.
Jerónimo Erro