Es natural porque al fin y al cabo no es mas que un bandido, y además es de trapo. Pero fíjense lo que son capaces de organizar un pueblico de navarros con un poco de imaginación, un par de sacos, un montón de helecho, cuatro pieles y unas cuantas ropas viejas. ¿Se imaginan lo que costaría traer a Els Joglars para que hicieran una cosa parecida? Yo no se cuánto recibe el ayuntamiento de Lanz del Gobierno a lo largo del año pero en cualquier caso el dinero no da la felicidad y la subvención no garantiza que se vaya a tener un éxito como el que han conseguido en este rincón vasconavarro. Otra cuestión sería saber si realmente les interesa a los protagonistas de nuestro carnaval más auténtico convertirse en el centro de cámaras y miradas. Este carnaval se seguiría celebrando seguramente aunque no fueran los del National Geographic a filmar, aunque no acudiera ningún "pesau" de Pamplona, aunque no saliera en el Diario. Porque la gracia de estas celebraciones culturales auténticas es la del "yo me lo guiso, yo me lo como". Porque se inventaron para pasar un rato a gusto con los demás vecinos haciendo un poco el bobo antes de la Santa Cuaresma. Porque realmente lo mejor que podríamos hacer con los de Lanz es dejarlos en paz no vaya a ser que se crean en la obligación de "ejecutar una actividad programada en los planes del departamento de cultura". Dejémoslos en paz y que se diviertan con el cuento de Ziripot. Si les apetece, claro.
Jerónimo Erro