Navarra -o mejor dicho, sus instituciones- está dominada desde hace mucho tiempo por gentes ideologizadas, saturadas de malas lecturas. Socialistas, liberales, conservadores, demócratas de toda la vida, positivistas, nacionalistas, laicistas, etc. Personas que, con la mejor intención del mundo, arreglan primero las cosas en su cabeza (o se tragan el arreglo mental de otros), y van luego con ilusión a hacer estropicios por aquí y por allá. El mundo real no les sigue, no siempre se doblega a sus directrices y eso les causa una desazón terrible. Cuando hay dinero no les va tan mal la cosa, porque ya se sabe que la letra, con subvención entra. Pero cuando ya no quede sino el palo o la multa ya no resultará tan sencillo domeñar a los viejos bascones… Ya lo verán.
La Navarra real, que es la de las familias navarras, se levanta mientras tanto, día tras día, y trata de hacer lo que debe pero no siempre lo puede hacer con tranquilidad. El resultado más visible que ha dejado en nuestras costumbres la diarrea legal de las ideologías es esa sensación de que a cada paso que se da, bajo cada piedra que se levanta, hay un precepto legal infringido. No es fácil trabajar mientras se vigila al vigilante, al inspector intempestivo, al foralín recaudador, al patrullero implacable de la zona azul. Mucho mejor respiraríamos todos si fuéramos capaces de rebajar la escalada de tensión vigilante que nos envuelve.
Y la rebajaremos, y volveremos a la poesía sencilla de las cosas reales. Las cosas auténticas han de volver por sus fueros y volverán. La economía volverá a poner los pies en el suelo. Los encierros, por ejemplo, volverán a ser una locura incontrolada y no un experimento de burocracia policial. El campo volverá a ser un espacio de agradecimiento a Dios y no un jardín de enanos europeos. Las familias volverán a recibir a los hijos como lo más natural del mundo, no como quien inscribe un nuevo ciudadano.
La realidad, la santa realidad, volverá a cumplir con la ley de la gravedad. Solo un suicidio colectivo -¿será eso lo que pretenden?- podría evitarlo.
2 respuestas
«Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.»
Antonio Machado, “Campos de Castilla”.1912
Que sean estas bellas palabras del gran Machado los que abran la reflexión que me merece el bello artículo que nos brinda Nc. Quizá baste cambiar Castilla por Navarra. Tenemos, colectivamente, y cada navarro por si solito, mucho en que pensar, para explicar como una tierra que lo tenia todo para ser puntera , se halla doblegada y arruinada, casi de sopetón, después de décadas oyendo pomposidades y grandezas , que ahora nos damos cuenta que venían a ser la melodía de la orquesta del Titanic. Reconociendo la situación, reflexionando, hablando sin odios , podremos encontrar la manera de salir adelante, aprender la lección para no volver a darnosla otra vez. No vendrá mal que quien tenga fé rece. Elevemos preces para que sepamos encontrar, en nuestro pasado, los pilares sobre los que levantar, de nuevo, una Navarra trabajadora y orgullosa, que no se someta a caciques ni mandones, lleven corbata Loewe o pañuelo palestino. Para que el pueblo que labró la Ribera, pastoreó ganado en las montañas domeñando sus bosques, y ayudó a evangelizar medio mundo, encuentre la energia que tuvo para levantarse del colchón de falsas comodidades y falsos bienestares con que una panda de sinvergüenzas lo han drogado, comprado y desplumado. Que volvamos a llamar a las cosas por su nombre, al pan pan, y al vino , vino, y nos quitemos la mordaza de miedos que nos han impuesto unos con el 9 parabellum y otros con el miedo a que triunfen los primeros.
Y tantas, tantas, tantas cosas mas
Navarra, Despierta!!
Lo de «El campo volverá a ser un espacio de agradecimiento a Dios y no un jardín de enanos europeos», confieso que no lo pillo.
El resto, cuyo trasfondo lirico suscribe cualquier humano (todos amamos los paisajes bucólicos del verano, el olor de la hojarasca del otoño cuando buscamos setas en el bosque húmedo, ansiamos la autenticidad del chorizo de pueblo y el amor verdadero de amantes, amigos, e hijos) comulga en la arcadia feliz, que en el fondo es lo que nos reprocha el foralista/nacionalista. La culpa es vuestra, por hacer una sociedad tan compleja, donde es tan dificil ser persona..