Nos quieren. Están enamorados de nuestra tierra, de nuestra gente, de nuestro reyno diverso y ecológico. Y se les nota en la mirada. A veces, como todos los enamorados, hacen cosas extrañas y maquinan, y enredan, y traman. Y se agradece que existan sabuesos como los de Navarra Confidencial que levanten las liebres que andan agazapadas por ahí, haciendo destrozos en los cultivos, aunque sea por amor.
Como esa pedazo de liebre que hicimos saltar el pasado 14 de noviembre. Descubríamos entonces que los nazionalistas vasquistas, enamorados de Navarra, escriben papeles con sus sueños y sus deseos y que se los enseñan a los niños como si fueran realidades o verdades. Les mienten, pero es por amor, claro. Al final nuestra diligente Diputación Foral ha recogido el guante y ha “presentado su objeción” formalmente porque no quiere que nuestros vecinos eduquen a sus niños en la ideología nacionalista panvasquista. Bien está la protesta, pero ¿qué pasará si les responde Ibarreche que oye, que también en Navarra se enseña la EpC “con objeciones” y que no pasa nada?
Jerónimo Erro