Siguen siendo un referente de esos que representa más de lo que parece en esta cibernavarra nuestra. Y todo parece indicar que don Francisco Pérez se ha dado cuenta del tirón que Javier y su castillo tienen entre los navarros. Aunque no gocen de un marketing demasiado ostentoso. Aunque venga la campaña electoral a quitarles brillo. Las javieradas de Navarra son la inercia de un pueblo cristiano que tiene un patrón de lujo. Y son los cristianos que se lo creen, y que rezan, y que caminan lo que haga falta. En los últimos años la tendencia es a la dispersión de forma que cada uno se hace la javierada a su medida. Hay javieradas largas y cortas, de día y de noche, de sábado y de domingo, a pie o en bici o a caballo o en coche o en bus. Hay gente que no se pierde el Via-Crucis. Otros prefieren sufrir subiendo la cuestica de Yesa. La mayoría tiene como referencia las Misas que preside el Arzobispo.
Por cierto… reveladora la frase que al trasmitir los saludos finales pronunció don Francisco, en plena jornada de reflexión, e interpelando amigablemente al concelebrante: “los obispos estamos muy unidos, ¿verdad Monseñor Munilla?”.
Jerónimo Erro