Esta red de redes fue ideada como una trama de comunicaciones capaz de sobrevivir a un ataque nuclear. Su objeto inicial no era crear una única aldea global sino interconectar un millón de aldeas. Tender un puente entre la unidad y la diversidad. Lo que pasa es que estamos tan asombrados todavía por la maravilla que supone comunicarse fácilmente y barato con los primos de Australia que se nos ha olvidado que este medio sirve para algo aún más interesante: para sobrevivir sin cabeza, sin puente de mando, sin capital. Hay, desde luego, un ingrediente pseudo-anarquista en esta red que amenaza con transformar el cuerpo social en un manojo de colas de lagartija. Pero si conseguimos dominar el juguete antes de que nos explote en las manos y, sobre todo, si conseguimos que el desarrollo internetero se corresponda con un desarrollo de la vida social no-virtual habremos dado un paso importante en pro de todos los “Davides” que en el mundo luchan contra los “Goliats” prepotentes. Por todo eso no es ninguna paradoja que Navarra Confidencial haya elegido, para hablar de nuestra pequeña Navarra, este espacio virtual en mitad del ciberespacio infinito.
Jerónimo Erro