Lo peor de un grupo terrorista es que, al igual que los virus, es capaz de mutar para utilizar como escondrijo los puntos más débiles de esta sociedad masificada y tecnocrática. Cada nuevo proyecto que levantamos es un nuevo objetivo para esos especialistas del marketing inmoral. Edificios más altos, ciudades más grandes, obras públicas más costosas… todo ello nos hace más vulnerables. Pero por otro lado, cuando oigo en boca de los responsables políticos los mismos lamentos que pudiera lanzar en su desesperación un vecino de a pie me empieza a rondar una pregunta inquietante: ¿por qué no acaban con la banda terrorista ETA?
¿Cómo es posible que durante décadas los estados español y francés juntos, que tienen cientos de miles de funcionarios, que manejan presupuestos astronómicos, que tienen a su disposición los más modernos sistemas informáticos, de espionaje, vigilancia e inteligencia, no sean capaces de poner punto final a la banda terrorista ETA? Si de verdad no pueden que al menos nos lo expliquen.
Zapatero ha sido en los últimos años quien más se ha quitado la careta. Tal vez para ser nominado al nobel de la Paz, pero lo que ha hecho es lo contrario de lo que habría que hacer: ha revitalizado a la ETA y a su entorno-cantera político y social; ha menospreciado a las víctimas; ha promovido pactos con los grupos separatistas, ha negociado, ha ignorado la extorsión, etc.
¿Pero qué pasa con todos los demás, y con él mismo ahora, después de su vuelta al redil de esa firmeza teatral que ahora toca escenificar? ¿qué garantías nos dan de que ahora sí van a lograr acabar con ETA si no lo han hecho en tanto tiempo? ¿Hubieran tardado tanto en desactivar a ese monstruo si fueran malvados defraudadores de hacienda? ¿A qué vienen tantos llamamientos a “la unidad de los demócratas” cuando lo único que hace falta es, sencillamente, que el Estado no tolere la existencia de mafias asesinas?
Tanta excusa empieza a resultar cargante. Que trabajen que para eso les pagamos. Cuarenta años ya va hacer la cosa. Ya está bien.
Jerónimo Erro