Tal como estaba previsto Yolanda Barcina ha dado un paso al frente postulándose para suceder a Miguel Sanz. A estas alturas de la película, y a pesar de que ahora tenemos un PPN renaciente que puede dar lugar a celos y roces imprevisibles, el horizonte aparece más tranquilo: Miguel se va, se aleja la tormenta, llega Yolanda, viene la calma. El pacto PP-UPN volverá. No lo duden.
Entre las cosas buenas que hemos de agradecer en un momento como este a Miguel Sanz podríamos destacar varias como, por ejemplo, que haya potenciado el tejido industrial de Navarra; que haya defendido nuestra autonomía fiscal en el conjunto de España; que haya alejado de la Administración la escandalosa corrupción que nos avergonzaba en tiempos de Urralburu; o incluso que haya sabido mantener a raya a las fieras nacionalistas. Son cosas que agradecer, ciertamente, aunque después de tantos años de gobierno de centro-derecha-liberal-conservador-regionalista ¿de verdad que no había margen para nada más?
En cualquier caso y a pesar de unas y otras discrepancias que quede claro: que no será su marcha de la política lo único que muchos navarros estamos dispuestos a agradecer a Miguel Sanz.