Qué tiempos aquellos en los que ser socialista suponía pensar que "ahora venimos nosotros y vamos a arreglar las cosas así que todos tranquilos". Luego, la forma de "arreglar" podía ser lo mismo un incendio, que un fondo reservado perdido, que una expropiación. Pero al menos sabías a qué atenerte. En cambio este socialismo bisagra y gris de Puras es más ambiguo que una caja de Oteiza. Ocupa un espacio pero no lo llena. No se sabe si sube o si baja. De pronto se ha convertido en ese partido de centro que según los teóricos del sistema, alejado de extremismos, es la garantía del equilibrio y del sosiego. Pero mira por donde nos está poniendo nerviosos.
Los que votaron al PSN a lo mejor tenían alguna idea. Es posible que la mayoría se muriese de ganas por ver a Zabaleta en el coche oficial. Pero me extrañaría. Tal vez resulta que se fiaron del "En Navarra, tú decides" y pensaron que el suyo era un voto perpetuo, incombustible, eterno como la duda. Siempre decisivo.
¡Qué ingenuidad! Ojalá pudiésemos vivir siempre así, como ahora, en este limbo político lleno de mandamases en funciones y negociadores de amable talante. Pero no es posible. Llega la hora de apostar. Señores del PSN-PSOE: hablen claro. Y recen -por si acaso- para ver si aciertan con la opinión mayoritaria de sus propios votantes.
Jerónimo Erro