Al fin y al cabo ¿qué es una deuda? ¿Es algo más que un guarismo con un signo negativo delante que suele escribirse con tinta roja para distinguirlo de los números positivos?. Me temo que si, por mucho que irguiendo la cabeza como burgueses ahítos hagamos como si no existieran. Hoy en día tener deudas es una especie de compromiso con la riqueza que no existiría si fuéramos gente feliz y que nos haría felices si no existiera. Cada vez está más claro que la parte principal del virtuoso y evangélico «voto de pobreza» no consiste en tener poco dinero sino en no adquirir deudas. Porque quien se endeuda no es ni rico ni pobre. Ni tiene ni deja de tener. No tiene, pero hace voto sagrado de ir teniendo para pagar. No es rico, pero vive de hecho como si lo fuera a costa de su futuro y del de los que vengan detrás. Como tantas cosas de esta vida supongo que es un buen invento en su justo término, así que no diré que haya que dinamitar a todos los bancos ni prescindir de todos los endeudamientos. Sin embargo si que creo que sería muy conveniente un redimensionamiento drástico del asunto. Y por cierto que lo mismo en las cuentas privadas de cada cual que en las públicas. El endeudamiento público es un monstruo que amenaza con derrumbar todo el sistema como si fuera un castillo de naipes. Andémonos con ojo no vaya a ser que de pronto se nos reclame tanto que no podamos hacer otra cosa mas que pagar deudas.
2 respuestas
Érase un hombre tan pobre, tan pobre, que ni tenía deudas…
(Que poco «progresista» suena eso de «El endeudamiento público es un monstruo que amenaza con derrumbar todo el sistema como si fuera un castillo de naipes»… )
Endeudarnos al final solo es gastar ahora (cuando lo necesitamos) lo que vamos a ganar mañana. La exisencia de crédito es absolutamente imprescindible para el desarrollo económico y humano (vid los microcreditos del nobel Muhammad Yunnus, idea copiada por doquier). El desarrollo de nuetro país coincide con el asentamiento de entidades crediticias. Las Cajas de ahorros son herederas directísimas de los montepíos y casas de empeños y a de su eficacia y buena gestión debemos gran parte del desarrollo de nuestro pais durante casi todo (por no decir todo) el siglo XX.
Nuestro problema, por tanto, no es de fundamento, sino de grado (cuánto nos hemos endeudado, por familia casi tanto como los derrochones yankis)y sobre todo, en qué cogno, nos hemos endeudado. En mi opinión, para dar mucho dinero a propietarios de suelo (originales y especuladores) y Administración (léase Ayuntamientos con su «tajada» de cesiones, tasas, impuestos, etc.., y léase Hacienda con sus impuestos en cascada sobre todo lo que se mueve). Si hubieramos gastado mucho en otras cosas que realmente hicieran más creativa nuesra economía, más dinámica nuesra sociedad, premiaran más la innovación y el riesgo, créanme, ahora no nos dolerían prendas. Mas ha sido ladrillo y su cohorte de espumajeante corrupción. Al final hemos malgastado nuestros futuros ingresos, y eso nos va a condicionar algunas décadas. Definitivamente perderemos un tren importante.