Nuevo episodio del rodillo partitocrático aplicado a la pequeña política municipal de andar -o pedalear- por casa. La toma de posición en lo referente al tránsito de bicicletas contemplada en el nuevo reglamento de circulación de Pamplona está dando lugar a una situación grotesca. Resulta que si uno es nacionalista vasco, y progre, entonces automáticamente tiene que ser pro-bici a más no poder. En cambio si uno es españolista y no tan progre entonces eso mismo le convierte ipso facto en alguien partidario de pintar el suelo de las aceras para indicar a los txirrindularis por dónde tienen que ir.
Pero vamos a ver… que en asuntos de opiniones encontradas como el referido se formen grupos de opinión, bandos de partidarios, partidos coyunturales que aglutinen cada una de las opiniones posibles no solo es normal sino sano y necesario. Lo anormal es que ese debate normalísimo -como sucede con otros muchos que pasan más inadvertidos- se vea constreñido y por tanto deformado y manipulado por culpa de las etiquetas electorales. ¿Es que no puede haber gente en Nabai que odie las bicis? ¿y ciclistas fanáticos en UPN?
¡Desideologícense y trabajen por el bien de todos y no por el partido de cada cual, caramba!
Jerónimo Erro