No está bien que se nos queje ahora el ilustre Ayuntamiento de Pamplona de que algunos vecinos funcionan de forma autónoma y no responden a los mandos. Llevan demasiados años haciendo del ayuntamiento una maquinaria antipática, automática y sin corazón como para que ahora nos vayamos a creer que la mejor solución es que sean sus funcionarios los que nos organicen la vida. No señor. Yo soy de los que pienso que las fiestas, como otra infinidad de cosas, debieran organizarlas -y pagarlas- los mismos vecinos que las disfrutan por medio de comisiones espontáneas. El problema con las fiestas del antiguo burgo de La Navarrería es que algunos vecinos tampoco han jugado limpio. Se han mezclado con un fondo bueno y natural ciertas reivindicaciones partidistas muy negativas, las del nacionalismo vasco concretamente, que se han impuesto al resto de convecinos por la via de los hechos consumados, al estilo de los grupos que jalean el terrorismo. Y eso tampoco está nada bien. Asi que ni tanto ni tan calvo. Si hubiera concejales por barrios seguro que se nos ocurría alguna solución mejor.
Jerónimo Erro