Prepárense para las efemérides contemporáneas. Porque teniendo en cuenta que entre 1808 y 1936 hemos sufrido en Navarra cinco guerras -pero guerras, guerras, oiga- vamos a tener mucho que celebrar en este próximo siglo. O que conmemorar, mejor dicho. Porque ya me dirán qué diablos vamos a celebrar ahora que somos todos “afrancesados”, ilustrados, liberales y gente de progreso.
¿Celebraremos que el pueblo español -incluido el navarro- se levanta irresponsablemente contra el europeísimo francés en 1808? ¿Recordaremos con cariño a los voluntarios realistas que resisten con obcecación al primer gobierno liberal español durante el trienio de 1821-1823?, ¿Nos alegraremos recordando cómo los carlistas se echan absurdamente al monte precisamente cuando se conseguía modernizar el viejo reino convirtiéndolo en provincia en 1833?, ¿Tendremos que brindar de nuevo por aquellos carcas navarros que se sublevan contra la bendita primera república y contra Alfonso “el XII” en 1872? ¿Tiraremos cohetes, en fin, rememorando aquella Navarra, julio de 1936, que se vuelca en masa, inexplicablemente, contra una segunda república que era lo más progre del momento?
Verdaderamente, esta concentración bélica (26 años de guerras populares y reaccionarias en poco más de un siglo) da que pensar en términos históricos. A lo mejor es que ese optimista e iluminador proceso histórico que nos cuentan no ha sido ni tan recto ni tan democrático como nos lo pintan los afrancesados del momento (léase la vicepresidenta “de la Vera”, o “de la Vegga” en francés). No se. Yo quisiera ser un buen ciudadano y no llevar la contraria a nuestros gobernantes que tanto nos aman, pero a veces me da por pensar que toda esta resplandeciente libertad moderna que gozamos nos ha sido impuesta por la fuerza.
Jerónimo Erro