Que se va a tener que retrasar la edad de jubilación es algo de cajón. ¿Por qué iba a querer un joven de 65 años dejar de trabajar si no tiene nietos y apenas hijos? La demografía es una ciencia implacable y lleva décadas advirtiendo que un mundo sin niños es insostenible, así que más vale que los abuelos se saquen las castañas del fuego ellos mismos. Que ahorren más, que trabajen más, y que no se les ocurra jubilarse. No se qué clase de debate político puede sacarse de este asunto que es tan inexorable como la propia vida y la propia muerte. No niños, no futuro. Tal vez, por decir algo, podríamos desear que en este como en otros asuntos fuera primando la libertad. Para que el trabajador valore libremente si prefiere pre o postjubilarse. Que un catedrático brillante de vea obligado a dejar las aulas en su mejor momento es tan sangrante como que un trabajador manual vea deteriorarse su salud para evitar la penalización económica de la prejubilación. Por lo demás, como digo, no hay debate que valga. ¡A trabajar todos, que tenemos muchas deudas!