> N. C. Uno no puede olvidar el viejo refrán dime de qué presumes y te diré de qué careces. Los ciudadanos estamos hartos de que bajo la proclama de Democracia o bajo el paraguas de así lo apoya el Parlamento se esté tergiversando la realidad hasta hacernos comulgar a los ciudadanos con ruedas de molino. Ya está bien, Sr. Puras. Déjese de nadar y guardar la ropa. Usted sabe lo que ha dicho ETA y usted sabe que el Gobierno de Madrid sigue en su empeño de no modificar su política de alcanzar el acuerdo que sea con la izquierda abertzale caiga quien caiga y usted sabe que Navarra es moneda de cambio. Ya ha demostrado que su lenguaje es para iniciados y que el pueblo llano entiende lo contrario de lo que Usted tan ilustradamente declara. Pero a las palabras le suceden los hechos y los acontecimientos. De sus palabras hemos deducido que usted pasa de justicias divinas, que para usted son siempre inmanentes. Pues inmanentes o no también la historia, aunque se la manipule, pone a cada uno en su lugar y a un tudelano como usted le dará su varapalo. Tiempo al tiempo. Los antiguos introdujeron en sus sistemas electorales el mandato imperativo. Los diputados elegidos sólo podían defender lo que sus electores les habían encomendado. Hoy no. El Parlamento es soberano aún contra lo prometido en los programas electorales, por eso partidos minoritarios alcanzan el poder con pactos contra natura y contra la elección de los votantes. Si la democracia se convierte en demagogia ¿quién la restaurará?. Si algo han aprendido los pueblos es que están hartos de trágalas y de tiranías. ¿Nadie será responsable?. Diego de Miranda