VIOLENCIA SOSTENIBLE El diálogo en forma de esos apreciados peces de grandes ojos, que establecen los ilegalizados que representan la violencia y el Gobierno, evoca en cierta medida a los discursos políticos del cambio climático y las energías sostenibles. Se saben cuales son los remedios pero nadie cede y el efecto invernadero sigue su proceso. El mismo proceso que Zapatero asegura ver elementos distintos en las palabras del batasuno Otegi. ¿Cuánto vale políticamente separar semánticamente izquierda abertzale de entramado de violen radical extrema con fines separatistas?. El tiempo lo dirá, pero de momento don José Luis Rodríguez sigue retratándose en este mercado diciendo que «lo esencial es que la democracia tenga la seguridad de que la izquierda abertzale rechaza la violencia». El proceso no tiene alternativa según el batasuno, seguro de que se presentará a las elecciones donde se juega Navarra. Las lagrimas de cocodrilo en su comprensiva desconfianza en la interlocución con ETA por parte del Gobierno después de Barajas, conmueve sobremanera como el arrepentimiento del violador que sale en tercer grado y que vuelve a violar y asesinar. Violencia haberla, hayla, lo importante son las convicciones de seguridad de que una parte del planeta etarra rechace la violencia, igual que una parte de las naciones no contaminen mientras otras lo hacen doblemente. Es la violencia sostenible, que se intensifica dependiendo de la obtención de sus fines y objetivos. Sostenible por los que la comenten, y mantenida por los que la consienten y pactan para supuestamente erradicarla. ¿Precio?. En las elecciones municipales y autonómicas se clarificarán muchas posturas que para algunos están claras, con violencia sostenible cuyo nudo gordiano es Navarra. ¿No sería positivo que alguien explicara positivamente lo que es una España sostenible, donde toda violencia sea perseguida desde el Estado de Derecho? José Carlos Navarro