…Puente de Mayo, la cantidad de gente que abandona sus casas en busca del merecido descanso y demás.
-¡Claro! -explica el presentador del telediario-, hay que tener en cuenta que ya desde el medio día del viernes hay mucha gente que no trabaja y como el lunes es puente…
¡Claro! -pienso yo-, incluso los habrá que no trabajen casi nunca, ni siquiera los miércoles.
…Puente foral en Navarra: Puente foral en la prensa, en la radio; Puente foral, en la televisión; Puente Foral, en las agencias de viajes y en los colegios.
Yo, al menos, y otros como yo, no debemos de habitar el mismo mundo que estos señores de los súper puentes y que no trabajan los viernes ni, los lunes de puente. Los de los puentes de Mayo, de Junio o de Noviembre. Porque nosotros –sufridos comerciantes autonomos-, por supuesto, que trabajamos los viernes, todo el día. Y no solo eso, si no, que también lo hacemos los sábados, y aunque parezca mentira, también todo el día. Y esos lunes que estos señores hacen puente, nosotros también trabajamos. Y así todos los días, excepto los domingos-al menos, de momento-; vamos repartiendo nuestras cuarenta y ocho horas semanales, de seis días, entre las mañanas y las tardes. Siempre así, hasta la jubilación.
Las personas como nosotros si no trabajamos, pues – ¿Qué quiere que le diga?- que no podemos vivir: no podemos pagar el local, la hipoteca, la luz, el teléfono, el coche, el colegio y el móvil de los niños o el entierro del abuelo. ¡Ah!, eso si, cogemos con muchas ganas, y algunos ahorrillos, los treinta días (ni uno mas) que tenemos de vacaciones al año.
¡Claro!, no me extraña que cuando en casa escuchan como viven “la gente guay” de los largos puentes; esa gente que no trabajan los viernes, ni los sábados, ni los lunes de puente, piensan que el “padre de familia” -un servidor- es jili (La verdad, no me extraña, porque yo también lo he llegado a pensar, de mi mismo, en alguna ocasión; sobre todo en vísperas de uno de esos súper puentes).
Me vienen ahora a la cabeza algunos discursos de políticos y altos funcionarios lamentándose de las pocas vocaciones empresariales y de la escasez de emprendedores que se da hoy en día entre la juventud. También recuerdo las, recientes, entrevistas hechas en Navarra a jóvenes, preguntándoles sobre sus gustos profesionales, a futuro, y como estos se inclinan, en una gran mayoría, hacia una clarísima vocación de funcionario.
Creo, por otra parte, que en las distintas administraciones, se imparten cursos de fomentación de nuevas vocaciones de Autónomo -ellos dicen “empresario”- dirigidos a jóvenes. También, a menudo, asistimos a la exhibición de imágenes, actos y programas sobre nuevos “Jóvenes Empresarios” que, con gran éxito, ya han amasado una gran fortuna en sus negocios… Y otro tipo de mensajes publicitarios (más o menos sesgados) de fomento de la profesión -hacia la empresa privada-, por parte de los políticos, como “Empresario del año”, etc. Y todo esto, me pregunto… ¿para que? ¿Será para que las nuevas generaciones de negociantes sigan mimando y “dando de comer a la gallina” (incluso durante los puentes) y, así, esta pueda seguir produciendo huevos, sobre los que, estos señores “guay” –los de los viernes a la tarde fiesta y hasta el miércoles-, puedan investigar, medir, contar, administrar, catalogar, regular, subvencionar, hacer estadísticas, repartir, garantizar subsidios, impartir justicia y, por supuesto, comerlos ellos mismos y sus familiares?
…Así es que, ¡claro!, estos señores, de los largos puentes, no pueden ocultar su gran preocupación por la falta de nuevas vocaciones empresariales.
– Pero…, -¡Oiga!, que estos jóvenes no tragan… ¡Que no hay manera!; ¡habrase visto!
Y es que, esta claro, las nuevas generaciones tendrán, todavía, cierta inexperiencia en la vida –es inherente a la juventud- ¿pero bobos no, eh…? , que no lo son, en absoluto…