Primero señalar que D. Alberto ha sido normado recientemente como Consejero del Consejo Escolar de Navarra como “personalidad de Reconocido prestigio” , nombramiento decidido por el propio Presidente del Consejo Escolar y que no es en base a representación de los Directores de los Institutos, ni como Presidente de ADI; como consejero, debería de hacer cumplir la norma, o por lo menos velar por ella, y no pretender como se desprendía de su lucha enmascarada contra la clase de religión, haciendo aprobar una enmienda que considerada contraria a la ley, trata de eliminar una hora al euskera. (es que hay que decir todo)
Se ve con claridad que en pocos, o en ninguno de los Consejos Escolares de Centro ha estado el Sr. Arriazu, (por lo menos de los Centros concertados), decir de situaciones de “enchufismo”, es penoso y desde el mismo Departamento de Educación, debería de exigírsele, denunciar con concreción, rectificar lo incierto, y pedir disculpas públicamente. El Sr. Arriazu, además de Consejero (de reconocido prestigio), de Presidente de ADI, es “funcionario de alto nivel del Departamento de Educación, como Director del IES Navarro Villoslada” esta obligado a hacer cumplir la norma y a denunciar los incumplimientos y nunca, nunca a plantear falsedades para erigirse en agitador de masas.
En los Consejos Escolares de Centro se lleva a cabo de manera escrupulosa, y con un pesar tremendo por tener que someter muchas solicitudes a sorteos, pero no caben “los enchufismos”, los que no son agraciados con el premio soñado y deseado de que su hijo estudie donde sus padres querían, quedan fuera y no hay ora posibilidad, y no será el primer proceso de selección, que desde el Departamento, padres implicados, profesores, o miembros de los Consejos Escolares de Centro ha sido impugnado y ha tenido que solventarse la mala ejecución por error no por “enchufismos”.
Resulta poco serio y poco educativo, atacar a la escuela concertada como de “chapucera” y además plantearlo como una situación tolerada por y consentida por la Administración, que para nada ha demostrado apoyar a la “concertada”.
La calidad de profesorado y de educación de los centros públicos, no esta en entredicho, pero los padres eligen la concertada, ¿el por qué? no es solo cuestión de calidad, de la que no cabe duda. Y decir que los centros concertados se nutren de los hijos de sus antiguos alumnos, pues algo de cierto tiene, pero no obedece sino al reconocimiento que los padres hacen de la buena educación que en su día recibieron en esos colegios. Pero le recuerdo algo que no parece saber el Sr. Arriazu, o que quizás ha olvidado, que solo es un “puntillo” del que se dispone por se antiguo alumnos, y que desgraciadamente, por limitaciones del Departamento de Educación, del que usted es funcionario, solo se establece por “ser antiguo alumno del Centro”, y no cabe, ser antiguo alumno de la Entidad Titular”, es decir, para que nos entendamos, que si usted estudió en las Hijas de la Caridad de Sanguesa, para nada le sirve si pretende que su hijo sea admitido en un Centro de las Hijas de la Caridad de Pamplona.
Lo que demandamosunos padres y otros, y deberían de demandar los trabajadores de la educación, funcionarios o no, de Centros público o de concertados, a no ser que tengan miedo a perder su puesto de trabajo por falta de demanda, es una verdadera libertad de elección de Centros y con la supervisión de la Administración cada Centro Concertado, (los que de normal se ven sobrepasados en su demanda) puedan establecer una baremo lo más justo posible para admitir a los niños de los padres que se han decantado por la educación concertada y no otra.
Los datos expuesto del Centro Escolar de carácter público Cardenal Ilundain de la Rochapea es no un caso a parte, “el único” de los lo centros público Pamplona y comarca que de 75 plazas ofertadas ha recibido 96 solicitudes y ha dejado a 21 niños fuera, el único, es del programa Brithis, repito y sin embargo, de los concertados, no hay ni un solo Centro que no este saturado de solicitudes para las plazas ofertadas, sin posibilidad, ni intención de “enchufismo”; todo lo contrario, con gran pesar de no poder admitir a todos los niños que demandan estudiar en sus colegios.