Leyendo hoy su información sobre la propuesta de austeridad que ha llevado a Núñez Feijoo al gobierno de Galicia, y el posterior aumento que señalan a lo largo de los años en el número de consejeros del gobierno de Navarra, me he dado cuenta de un hecho sorprendente. ¿Del nombre de cuántos consejeros sería capaz de acordarme? Les aseguro que he rebuscado entre las neuronas de los primeros bancos y sólo he sido capaz de recordar 4 ó 5. Tal vez hubiera conseguido recordar 6 ó 7 si hubiera tenido un buen día. Pero al cabo de un minuto me he dado cuenta de que a lo mejor la culpa no era de mis aturdidas neuronas (¿pero qué diablos nos está preguntando hoy éste, gruñían recién levantadas), sino de los propios consejeros que escapaban de mi lista. Porque estoy seguro que existe un consejero de bienestar, otro de igualdad, otro de progreso, otro de asuntos sociales, otro de juventud… o un remix de todo ello. Lo único que sé de ellos es que los estoy pagando. Y si ni siquiera les conozco, a lo mejor el problema no es mi memoria, sino que todas esas consejerías ni siquiera deberían existir. Pruebe usted a recordar los nombres de todos los consejeros que pueda. A lo mejor usted y yo llegamos a la misma conclusión.